El comunismo históricamente, utiliza el hambre como poder de dominación, ya que mientras la persona padezca de debilitamiento general, trastornos psíquicos y apatía permanente, pierde toda capacidad de conciencia, de razonar y de opinar
El hambre es la necesidad de comer, agravada cuando existe una escasez de alimentos. El fenómeno del hambre ha sido decisivo en el proceso de desarrollo de los seres humanos; el hambre siempre ha estado sujeta a imponderables como las guerras y calamidades naturales que provocan una disminución en la producción de alimentos. Donde se manifiesta una mayor fortaleza destructora es en los llamados países subdesarrollados que sufren el hambre como consecuencia del estancamiento de los cultivos, su baja productividad y la aplicación de técnicas arcaicas.
El caso venezolano es distinto, se producen casos de hambres agudas y masivas por culpa de la implementación de una ideología: comunismo; éste destruyó el modelo económico de más de 40 años. El comunismo históricamente, utiliza el hambre como poder de dominación, ya que mientras la persona padezca de debilitamiento general, trastornos psíquicos y apatía permanente, pierde toda capacidad de conciencia, de razonar y de opinar; por supuesto se convierte en caldo de cultivo para el control político.
Los comunistas interpretan el ejercicio de la política de manera abierta y frontal; a ellos no les importa decir, sin ningún disimulo “que los hombres se acostumbran a hacer lo que se les indique y no realmente lo que deben hacer”.
El engendro, formado en Cuba y asesorado in extremis por los sanguinarios de ese país, tiene la orden de hacer del “hambre” el instrumento de subordinación del pueblo al Estado; tal cual ocurrió de manera fehaciente con el pueblo de esa isla antillana. Así ocurre en Venezuela, primero, con la llegada del residente del museo de la montaña y luego, con el engendro.
Esta táctica comunista de hacer del hambre un instrumento de dominación política, es una actividad fascista; el interés es debilitar integralmente al individuo más no a la persona para que pierda toda posibilidad de pensar y que produzca, al mismo tiempo, la obediencia del individuo a las políticas totalitarias del Estado comunista
Estamos en la obligación de generar un movimiento político que establezca como requisito sine qua non una “nueva democracia” radicalizada en la libertad ciudadana, el progreso, en la pluralidad política y en un Estado de derecho y de justicia plena, sin condiciones restrictivas. Vencer el hambre de la población es una tarea titánica; hagámosla hoy o la sociedad perecerá en nuestros propios ojos y luego a llorar al valle.