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Chávez nunca fue buen estudiante, en la escuela militar se destacó más jugando béisbol, que como cadete. Fue audaz, no muy leído, pero le gustaba presumir de serlo.
Con pocas referencias intelectuales, se entusiasmaba con las frases e ideas rimbombantes, de los autores que le señalaban sus “consejeros educativos”. De uno de sus referentes, el Ché Guevara, se apropia de la idea de crear el hombre nuevo, que de acuerdo con el Ché era necesario para la construcción del comunismo.
De allí que el discurso que implementa para imponer su revolución, está destinado a preparar la maquinaria dedicada a transformar las estructuras sociales, las instituciones del país y para promover una radical transformación de los hombres, de su conciencia, costumbres, valores y hábitos.
Ese hombre nuevo, producto del Socialismo del siglo XXI, lo representan bien, Diosdado, Reverol, los Tareck’s, los hermanitos Rodríguez, Lina Ron, José Vicente, María Gabriela, Roy Chaderton, Cilia y sus sobrinos… Y últimamente Nicolás el pequeño, el que no sabe dónde está la capital de los EEUU. Digno hijo de su papá que promete multiplicar penes y panes, que insiste en hablar mal el castellano, ya que es la única manera que tiene para disimular las múltiples ocasiones en que, se equivoca por ignorante.
Ese es el hombre nuevo chavista, el que condena inocentes en los tribunales, el que se atreve a ocupar un cargo en el TSJ, sin reunir las condiciones legales para ello. El que contrabandea en las fronteras, el que cobró gigantescas comisiones por vendernos plantas eléctricas usadas.
El hombre nuevo socialista es el “bachaquero” gran aprovechador de las necesidades de los demás, es el mafioso, el delincuente que secuestra, los pranes protegidos de Iris. Son los directivos del Banco Central, quienes producen dinero inorgánico destrozando la economía del país. Es ese bolichico bolivariano, es el funcionario que te cobra por cumplir sus funciones, es el gobernador que está contrabandeando en la frontera. Es aquella chavista insensata que afirma que aquí no falta comida, o que las colas que tenemos que hacer son sabrosas.
El hombre que impuso la revolución chavista es como Fernando Soto Rojas (diputado a la AN), Mirelis Pérez Marcano (diputada al Parlatino), David Nieves (Cónsul de Venezuela en las Islas Canarias) y el más célebre ya fallecido: Jorge Rodríguez (padre de Jorge y Delcy Rodríguez), quien fuera Secretario General de la Liga Socialista. Señalados como autores intelectuales o materiales del trágico secuestro del empresario Niehous.
El verdadero hombre nuevo venezolano, es una persona, que se sabe parte integrante de un proceso histórico, donde su valor va más allá del ser humano de carne y hueso, ese que se siente investido de una existencia más rica y más noble, una existencia compartida con la espiritualidad que, le testimonia su propia consciencia. Lo que le permite apropiarse de dos facultades: el poder conocer y el poder amar, atributos con los que enfrenta el poder oscuro del chavismo y que lo guían hacia ese mundo de libertad, al que tiene derecho a aspirar.
El nuevo venezolano no se identifica con el proyecto colectivista chavista, por eso hablamos de personas dentro de la concepción de Maritain, la que nos renvía a las nociones del todo y de independencia, el hombre-persona es más un todo que una parte de; él es más un ser independiente que un siervo, allí reside su dignidad.
Por eso el régimen se ha quedado solo, bien lo definía hace algunos años el diputado Stalin González, para la época presidente de la Federación de Centros Universitarios: La izquierda tradicional no está con ellos; esta es la única revolución sin estudiantes ni sindicatos.