El insondable abismo

El régimen está al descubierto; su arrebatamiento no los protege; y los alabarderos chavistas tienen ante sí la fría expresión del desaire, dentro y fuera del país

"Un fanático no encuentra razones para explicar su comportamiento porque no son actos de fe, son actos irracionales". Friedrich Nietzsche

El ala radical marxista de régimen, la fanática y audaz, la irresponsable al extremo, decidió poner el acelerador a fondo en un intento inútil por salvar el abismo en que han colocado al país. Más que por respuesta a sus convicciones, su actitud responde a la desesperación por encontrarse atrapados y sin salida en esta encrucijada histórica en que los embarcó su comandante eterno.

La inmensa fortuna amasada por el más vergonzoso pillaje a que se ha sometido nación alguna, no tendrán un lugar del planeta donde disfrutarla a plenitud. Se verán obligados a vivir a escondidas como las sabandijas; con suplantación de identidades en otros lares, pero, con el temor permanente de ser descubiertos, o tras las rejas, rumiando sus resentimientos e intentando competir con el "Chapo" en materia de evasiones de cárceles de máxima seguridad.

Las más recientes decisiones echando para atrás algunas decisiones que permitieran respirar un poco de aire fresco a algunos sectores de la economía, se topó con el viciado aliento de la irracionalidad de unos pocos fanáticos ensordecidos. La estridencia verbal y los continuos ataques contra el Parlamento, ponen en evidencia lo que nos expresara Gao Xing Jian, Premio Nobel de Literatura, "el que grita es porque no ha entendido nada"; lo único que bulle en sus cerebros es el estrepitoso ruido del fracaso y la caída.

La tormentosa situación del régimen le ha hecho perder la compostura diplomática, primero en el seno de la OEA y ahora en el Mercosur, de cuya presidencia se quiere apropiar a juro, pretendiendo aplicar a nivel de ese organismo internacional el procedimiento de la "autojuramentación" tan criticada a Pedro Carmona, cuando se dio en el país el vacío de poder tras los hechos ya conocidos. Ha sido muy torpe, vulgar y ordinaria la conducción de la política exterior, y no podríamos esperar otra conducta de los mediocres que observan con rabia como se van quedando con los enemigos de siempre y sin los amigos de antes. No han reparado en que la fiesta ya terminó, la piñata fue reventada a palos y las golosinas no alcanzaron para todos.

Decía Lao-Tsé que: "El alma no tiene secreto que el comportamiento no revele". El régimen está al descubierto; su arrebatamiento no los protege; las gradas que otrora vitoreaban se están quedando vacías, y los alabarderos chavistas tienen ante sí la fría expresión del desaire, dentro y fuera del país, y el insondable abismo de la soledad.

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