Fidel
Fidel ha muerto. Su alma ahora se halla inmersa en los planos de la llamada Cuarta Dimensión (la región donde van a dar las almas de los que mueren), la que él, como ateo que fue, no pensó que existiera. Ahora enfrenta inexorablemente a su propia conciencia, la cual silenció a lo largo de toda su violenta vida. Fidel solo sembró maldad, odio, injusticias y dureza de corazón, llenando de miseria a su pueblo cubano, mientras disfrutó de una vida holgada y cómoda. De hecho, la revista Fortune lo coloca en el octavo lugar del ranking mundial de los gobernantes más ricos del mundo.
¿Cuál es el legado que deja Fidel? ¿Qué les significó su vida y su revolución a los pueblos latinoamericanos y africanos? Muerte, tiranía, opresión, violencia, lucha de clases sociales y pobreza supina, como resultado de la absurda y utópica búsqueda del “hombre nuevo” que pregona el marxismo-leninismo, vale decir, comunismo.
Fidel ya no existe para bien y la liberación gradual de su pueblo y para los demócratas en todo el mundo. De hecho, en vida Fidel encarnó a las fuerzas del mal, habiendo sido el Atila de Centro y Sur de América, el Tamerlán de los latinoamericanos y padre de la guerrilla colombiana, salvadoreña, guatemalteca, nicaragüense, peruana y boliviana.
Fidel fue lo que la Kabala denomina “Agente del otro lado”, del lado oculto, donde solo reina la oscuridad total. Ahora su alma enfrenta el odio y la rabia de las miles de personas que mandó a fusilar y las maldiciones proferidas por sus deudos.
Fidel devastó a Venezuela, llevándola a la ruina institucional, económica, cultural, social y moral, mediante sus marionetas -Chávez y Maduro-.
¿Qué lecciones deberán aprender de su torcida vida los actuales dictadores en nuestro continente? Una muy importante: Que siempre a los canallas les llega su hora. Es una verdadera lástima que un gobernante se haya ido de este mundo con las manos vacías de aciertos y virtudes humanas.