El milagro de Capriles

Hablar de este atleta es traer a la memoria el nombre de un líder que le ha hecho la “vida de cuadritos” a la cúpula del Gobierno; se trata de Henrique Capriles Radonski

Es obvio que se trata de Henrique Capriles Radonski, gobernador del estado Miranda. Hablar de este atleta es traer a la memoria el nombre de un líder que le ha hecho la “vida de cuadritos” a la cúpula del Gobierno; en especial a quien está desesperado por “ponerle la mano” a la Gobernación de esa entidad federal; al susodicho obsesivo aspirante le pagan sueldo de Ministro, únicamente para que esté todos los días (las 24 horas) repitiendo las mentiras que le “autoriza” la superioridad, con el perverso propósito de descalificar personal y políticamente a Capriles.

El “Ministro del estado Miranda”, acompañado de una onerosa burocracia, como todos los demás ministerios, además del presupuesto específico de dicho ente oficial, dispone -por decisión presidencial- de todos los recursos que hagan falta para arrebatarle la Gobernación al “flaco” Capriles. De todo el dinero que maneja el “protector” de la región, una parte es para la tarifa de los burócratas enchufados; lo que sobra, en apreciable proporción, lo administran los “consejos comunales” en pequeñas obras de corte populista.

Como el presupuesto del “Ministerio del estado Miranda”, casi se agota en el pago de nómina -aguas arriba y aguas abajo–, entonces el Gobierno nacional hace “inauguraciones” epilépticas todas las semanas. Al frente de tales inauguraciones, como “divino protector” del territorio mirandino, siempre aparece, envalentonado y repetitivamente verborréico, el flamante Ministro, usurpando competencias del gobernador electo, Henrique Capriles Radonski. ¡He ahí el gran milagro de este hombre del pueblo!

En efecto, la presencia de Capriles como gobernador, que mantiene afectado por un pánico crónico a la cabeza del Gobierno nacional, obliga a éste y al resto de la cúpula oficial, a invertir dinero en terminar algunas obras, empezar otras y reinaugurar cuantas les sea posible. Es decir, el liderazgo del “flaco” se convierte en obras para Miranda.

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