El Museo de los Niños de Caracas, inaugurado en 1982 como el primero en su estilo de Latinoamérica, cerró sus puertas, según ha trascendido este jueves, debido a un robo que dejó sin electricidad la mayoría de sus atracciones
El Museo de los Niños de Caracas, inaugurado en 1982 como el primero en su estilo de Latinoamérica, cerró sus puertas, según ha trascendido este jueves, debido a un robo que dejó sin electricidad la mayoría de sus atracciones sin que hasta ahora se conozca una pronta solución por parte de la estatal venezolana Corpoelec.
“Desde el 14 de julio (…) el edificio principal, nuestro edificio sede, estaba sin iluminación al 100 % (…). Los cables de alta tensión no estaban en su sitio, fueron sustraídos de ese tablero”, dijo a Efe el jefe de la unidad de educación del museo, Darwin Sánchez.
El robo de los cables, una práctica común en los últimos años cuando se profundizó la crisis económica en Venezuela, se registró en un sótano cercano al museo, en el centro de Caracas, y hasta ahora no hay señalados por estos hechos.
La reparación, explicó Sánchez, tiene un costo cercano a los 15.000 dólares y el ente administrador de la galería, una fundación privada sin fines de lucro, no es capaz de costearla por lo que esperan respuestas de la estatal eléctrica mientras sopesan otras alternativas.
“Nosotros dependemos en 100 % de la taquilla”, remarcó el portavoz tras explicar que los boletos tienen un valor de 22.000 bolívares (unos tres dólares) y que esta semana, producto del fallo de energía, han recibido menos de 20 visitantes, y porque ya habían programado la visita antes de producirse el fallo.
Además, que falte la luz esta semana supone una importante pérdida de dinero para este centro pues el domingo se celebra en el país el Día del Niño, cuando rompen récords de facturación y en promedio reciben unos mil visitantes, lo que supone cerca de 2.500 dólares que dejarán de percibir si no se solventa la falla.
El apagón no afectó a un edificio de tres plantas donde se ubican atracciones relacionadas con la astronomía, pero otras cuatro plantas llenas de atracciones del mundo de la ecología, biología, comunicación y física llevan cuatro días a oscuras.
“Somos un museo interactivo, un museo de niños, el 100 % de nuestras instalaciones necesita de electricidad (…) la electricidad juega un punto fundamental para poder realizar las experiencias”, prosiguió el educador al señalar que las atracciones requieren computadores y otros sistemas electrónicos.
El museo, que ha recibido a más de cinco millones de pequeños curiosos desde su apertura, cumplirá el 7 de agosto 37 años de operaciones y, para entonces, espera haber recuperado su razón de ser: brindar a los niños una “aproximación a la ciencia y a la tecnología” y que “puedan aprender jugando”.
Asimismo, los trabajadores de este centro -que ha sido un faro para otros museos infantiles en países como Colombia, Panamá o Chile- esperan que las circunstancias actuales sirvan para reavivar la conexión con antiguos visitantes y que esto a su vez de traduzca en donaciones, que han mermado en los últimos años.
El jefe de educación de la sala reiteró que, en medio de la severa crisis económica, el Museo de los Niños destaca como la “opción más barata para entretenimiento infantil” en Venezuela y como un lugar para que los pequeños usen la imaginación o, con genuina curiosidad, descubran sus vocaciones tempranas