El papa afirma que el Sínodo no es un parlamento

(Foto: Archivo)

Con las palabras del papa ante los 270 padres sinodales, los que tendrán derecho al voto, y unos 90 entre expertos y auditores, reunidos en el Aula del Sínodo, hoy se abrió el debate que continuará hasta el 24 de octubre

El Sínodo de los obispos, que afrontará temas relacionados con la familia, comenzó hoy con la advertencia del papa Francisco de que no debe ser un Parlamento para negociar “un acuerdo, pactar o llegar a compromisos”.

Con las palabras del papa ante los 270 padres sinodales, los que tendrán derecho al voto, y unos 90 entre expertos y auditores, reunidos en el Aula del Sínodo, hoy se abrió el debate que continuará hasta el 24 de octubre.

“Os quiero recordar que el Sínodo no es un Congreso o un Parlamento donde hay que llegar a ponerse de acuerdo. El Sínodo es una expresión eclesial, es la Iglesia que camina, para leer la realidad con los ojos de la fe y los ojos de Dios”, añadió.

El pontífice argentino, que explicó que Sínodo significa “caminar juntos con el espíritu de la colegialidad y sinodalidad”, pidió afrontarlo con “celo pastoral, franqueza y sabiduría y poniendo por encima de todo el bien de la familia, de la Iglesia y de la suprema lex (ley suprema): la salvación de las almas”.

El único método – agrego – es “abrirse al Espíritu Santo para iluminarnos ante nuestras opiniones personales y prejuicios por el bien de la Iglesia”.

“No” a las uniones gay

El Sínodo de obispos sobre la familia que comenzó hoy recordó que reflexionará sobre los divorciados vueltos a casar y que hay que evitar discriminar a los homosexuales, pero rechazó el matrimonio de personas del mismo sexo.

Los 270 padres sinodales, cardenales, obispos y religiosos con derecho al voto, más unos 90 entre auditores y expertos, se reunirán desde hoy hasta el 24 de octubre para dar respuestas como Iglesia católica a los nuevos “desafíos” que propone la familia actual.

El relator general del Sínodo, el húngaro Peter Erdó, fue el encargado de leer el resumen de los temas que se afrontarán en esta asamblea y que han surgido tras las conclusiones del anterior Sínodo de octubre de 2014 y las nuevas preguntas realizadas a las conferencias episcopales.

En su resumen, el cardenal Erdó tocó dos de los temas que como en la anterior asamblea monopolizarán la atención: el de los divorciados vueltos a casar a quienes la Iglesia considera en una situación de grave pecado y se les niega el acceso a los sacramentos y el de cómo comportarse ante las personas homosexuales.

Este resumen sobre el que se concentrarán los padres sinodales parte de la idea, leyó Erdó, de que existe una petición de “acompañar a los divorciados que se han vuelto a casar a una mayor integración en la vida de la comunidad cristiana”.

Se destaca cómo la integración de estas personas en la Iglesia puede realizarse de varias maneras, pero “diferentes de la admisión a la Eucaristía”, mientras que la posibilidad del llamado camino penitencia (para obtener el perdón) “tendrá que ser profundizado y precisado”.

En el capítulo sobre “la atención pastoral hacia las personas con tendencia homosexual” Erdó recordó que “aunque este problema no es relativo a la familia, se presentan situaciones que comprometen la vida familiar” y por ello se afrontará.

La relación del cardenal húngaro subraya antes que nada que “no existe fundamento alguno para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el diseño de Dios sobre el matrimonio y la familia”.

El Sínodo se limitará, como ya hizo en la anterior asamblea, a afirmar que “los hombres y mujeres con tendencia homosexual tienen que ser acogidos con respeto y delicadeza” y que “hay que evitar cualquier tipo de injusticia discriminación”.

“Cada persona tiene que ser respetada en su dignidad independientemente de su tendencia sexual”, puntualizó.

 

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