El papa Francisco dedicó este sábado una oración por los niños no nacidos, poco antes de presidir la misa por el Día de los Difuntos en el cementerio Laurentino de Roma, en la que, en lugar de ofrecer una homilía, optó por un momento de reflexión y silencio.
Antes de iniciar la eucaristía, el pontífice se retiró al ‘Jardín de los Ángeles’, un área del cementerio que alberga las tumbas de infantes y no nacidos, donde rezó en privado.
Posteriormente, recorrió el lugar con un espíritu de recogimiento, depositando flores y saludando a varias familias que se encontraban allí.
Francisco ya había realizado esta oración especial en su visita anterior al mismo cementerio en 2018, aunque en esta ocasión utilizó una silla de ruedas debido a problemas de movilidad.
Durante la misa, tras la proclamación del Evangelio, decidió prescindir de la homilía y sumergir a los asistentes en un profundo silencio de oración, creando un ambiente de contemplación.
Al concluir la ceremonia, el papa bendijo las tumbas con agua bendita mientras recitaba una breve oración, recordando a los fieles que su visita al cementerio reafirma la fe en la resurrección.
“También los cuerpos mortales resucitarán en el último día, con esta certeza elevamos al Padre nuestra unánime oración de sufragio y bendición”, expresó.
A lo largo de los años, Francisco ha celebrado misas por los difuntos en varios cementerios, incluyendo el americano de Nettuno en 2017, un sitio significativo de la Segunda Guerra Mundial, y el Pontificio Colegio Teutónico de Santa María en 2022.
En su última homilía en un cementerio militar de la Commonwealth en Roma, subrayó la tristeza de los conflictos, afirmando que “las guerras son siempre una derrota”.