
Después
El papa Francisco se despidió hoy de Cuba tras una visita de cuatro días y partió rumbo a Estados Unidos, la segunda escala de un viaje marcado por el papel que ha jugado el pontífice en la reconciliación entre esos dos países.
Sobre las 12:30 hora local el pontífice abandonó Cuba a bordo del Airbus A330-200 de la compañía Alitalia en el que viaja, tras ser despedido en el Aeropuerto "Antonio Maceo" de Santiago por el presidente de Cuba, Raúl Castro.
En la ceremonia de despedida, en la que no hubo discursos, el papa, acompañado de Raúl Castro, saludó antes de su partida a miembros de la jerarquía católica y del gobierno cubano, entre otras autoridades.
Una guardia de honor y los sones de los himnos de Cuba y el Vaticano completaron la ceremonia.
Raúl Castro, vestido con guayabera blanca, acompañó al pontífice, conversando con él de forma animada, hasta el pie de la escalerilla del avión donde se despidieron con un prolongado apretón de manos.
De la fachada del aeropuerto colgaba una gran pancarta donde se podía leer "Buen viaje papa Francisco".
A su llegada a Estados Unidos, el papa Francisco será recibido por el presidente de EE.UU., Barack Obama, y su esposa, Michelle, en la base aérea de Andrews (Maryland).
Antes de partir
El papa Francisco instó a “sembrar reconciliación” en su última homilía antes de abandonar hoy Cuba y dijo en una misa en el santuario de la patrona de la isla que la Iglesia quiere “tender puentes” y “romper muros”.
Francisco añadió que los creyentes son invitados “generación tras generación” a renovar su fe, a vivir lo que denominó la “revolución de la ternura”, en una misa en la basílica de la Virgen de la Caridad del Cobre a la que asistió el presidente cubano, Raúl Castro.
El papa hizo alusión al término “reconciliación” al final de un viaje por la isla que le llevará desde hoy a Estados Unidos y que ha estado precedido por el acercamiento entre La Habana y Washington, históricos enemigos irreconciliables que el 17 de diciembre pasado anunciaron la reanudación de sus relaciones.
“Nuestra revolución pasa por la ternura, por la alegría que se hace siempre projimidad, que se hace siempre compasión y nos lleva a involucrarnos, para servir, en la vida de los demás”, dijo el papa en su homilía en el pequeño templo de la patrona de la isla.
“Queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad”, agregó.
Y comentó que los católicos quieren ser una comunidad “que sepa acompañar todas las situaciones ‘embarazosas’ de nuestra gente, comprometidos con la vida, la cultura, la sociedad, no borrándonos sino caminando con nuestros hermanos”.
Puso el ejemplo de la vida de la Virgen María al decir que cada vez que los católicos la siguen vuelven “a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño”.
La misa en la basílica menor del santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, a una veintena de kilómetros de Santiago, es el penúltimo acto del papa en Cuba, antes del Encuentro con las Familias que celebrará en la catedral de la segunda ciudad de la isla.