El Papa Francisco expresó este domingo su creciente preocupación por la crisis en Sudán del Sur, donde la tensión política ha puesto en peligro el frágil acuerdo de paz de 2018.
En su mensaje semanal del ángelus, que fue difundido en texto debido a su convalecencia tras la hospitalización, el pontífice renovó su llamado a los líderes del país para que reduzcan la tensión y busquen el diálogo.
“Renuevo mi sincero llamamiento a todos los dirigentes, para que hagan todo lo posible por reducir la tensión en el país”, indicó Francisco, pidiendo que se dejen de lado las diferencias y se inicien conversaciones constructivas para aliviar el sufrimiento de la población y construir un futuro de paz y estabilidad.
El Gobierno de Sudán del Sur acusó al vicepresidente y líder opositor, Riek Machar, de conspiración; mientras que la oposición exige su liberación inmediata en medio del conflicto, lo que pone en peligro el frágil acuerdo de paz firmado en 2018.
El Papa también hizo referencia a la situación en Sudán, país vecino, donde la guerra continúa cobrando víctimas inocentes. En este sentido, pidió a las partes en conflicto que prioricen la protección de los civiles y solicitó el inicio de nuevas negociaciones para lograr una solución duradera a la crisis. Asimismo, apeló a la comunidad internacional a aumentar sus esfuerzos para mitigar la “terrible catástrofe humanitaria” que afecta a Sudán.
El Papa no dejó de mencionar otros conflictos mundiales, como la situación en Ucrania, Palestina, Israel, Líbano, la República Democrática del Congo y Myanmar, que sufre los efectos devastadores del terremoto.
Destacó también un “hecho positivo” en la escena internacional, la ratificación del acuerdo sobre la delimitación de la frontera entre Tayikistán y Kirguistán, lo que consideró un excelente resultado diplomático.
Igualmente, hizo un llamado a vivir la Cuaresma como un tiempo de sanación, tanto física como espiritual. “Vivamos esta Cuaresma, especialmente en el Jubileo, como un tiempo de sanación”, afirmó.
Francisco, de 88 años, sigue su convalecencia en el Vaticano después de ser dado de alta del Hospital Gemelli de Roma, donde fue ingresado por una grave infección respiratoria. Los médicos le han recomendado reposo durante dos meses mientras se recupera.