Estamos en el peor momento de lo oposición venezolana, ojalá los invada la coherencia, y haya un restablecimiento de principios y valores, tienen que mostrar la cara de honorabilidad y credibilidad, que es lo más importante en la gestión pública
El pasado domingo 10 de junio no entendía lo que ocurría por las redes, los hashtag de “Luis Florido delincuente”, “traidor”, “expulsado”, entre otros; me obligaron a indagar a profundidad y revisar cuál era la razón del ataque en su contra; arremetida en la que también participó el padre del líder de Voluntad Popular, Leopoldo López, que escribió recomendándole al diputado Florido, presidente de la Comisión de Política Exterior de la AN, que renunciara, pues carecía de “valor” y principios.
Ahora bien, grosso modo, el ataque virtual comienza por la supuesta designación que Luis Florido hizo de unos delegados o representantes de la diáspora venezolana en varios países, sin consultar, ni respetar el liderazgo de venezolanos en el exilio, formado en cada una de esas naciones. También se especuló sobre el desvío o desaparición de un dinero que las ONG´s internacionales estaban aportando para la ayuda de los millones de inmigrantes venezolanos.
Será el mismo Florido quien aclare lo sucedido, como en su momento lo hizo el diputado de Primero Justicia, Juan José Caldera, luego de que saliera a la luz la grabación de la reunión que sostuvo con Wilmer Ruperti, o como también lo hizo Heliodoro Quintero y cuanto dirigente le ha tocado la puerta el escándalo.
Igual ocurrió con la denuncia sobre ayuda para campañas electorales por parte de la empresa Odebrecht a dirigentes de la oposición que ya salieron a responder sobre lo sucedido, tienen que mostrar la cara de honorabilidad y credibilidad, que es lo más importante en la gestión pública.
Dentro de este momento por el que atraviesa la oposición venezolana, tenemos el interesante caso de los diputados. Resulta que se habla de tres clases, la “Clase C”, que son los que no tienen ni para llegar a las sesiones, sin sueldo, sin viáticos y desasistidos por todos lados; luego están los de la “Clase B”, son los que se pagan sus propios gastos; y los de la “Clase A”, son quienes gozan de la ayuda desde afuera y pueden costear muchas cosas, quiere decir que entre nuestros diputados también hay una exclusión y una república que va por dentro.
Otro caso es la de la oposición que está fuera de Venezuela, perseguida, excarcelada, donde unos libran una batalla diaria para sobrevivir, y otros en las medidas de sus posibilidades ayudan a los que van saliendo del país, pero otros están haciendo negocios a costilla de la crisis venezolana, se la mantienen de avión en avión, de locheros, de enchufados y corruptos, algunos presos, otros huyendo.
Sin duda estamos en el peor momento de lo oposición venezolana, ojalá los invada la coherencia, y haya un restablecimiento de principios y valores.