Científicos
Investigaciones previas ya habían demostrado el efecto positivo de los ácidos grasos omega 3 del pescado en la actividad mental, pero según los autores del estudio, la relación entre el aumento de la inteligencia y la mejora del sueño no habían gozado de la misma atención.
En el estudio participaron 541 niños chinos de entre 9 y 11 años (el 54% de ellos, de sexo masculino) a los que se les preguntó cuán frecuentes eran sus ingestas de pescado, tras lo cual pasaron a realizarles varias pruebas de inteligencia. Por su parte, los padres de los pequeños entregaron a los investigadores las evaluaciones de la calidad del sueño de sus hijos.
Los resultados de la investigación indicaron que aquellos niños que comían pescado al menos una vez a la semana tenían menos trastornos del sueño. Además, también conseguían en promedio 4,8 puntos más de nota en las pruebas de coeficiente de inteligencia, en comparación con sus compañeros quienes no consumían este alimento nunca o lo hacían en raras ocasiones.
Según los científicos, las conclusiones del estudio respaldan la idea de que la dieta de los niños debe contener más pescado. Los investigadores sostienen que los niños pueden empezar a comer pescado a la edad de dos años, y que lo mejor es darles a conocerles este producto cuanto antes para que se acostumbren a su sabor y aroma.
“Los niños son muy sensibles al olor. Si no están acostumbrado a él, esto puede hacer que lo eviten”, explica una de las autoras del estudio, Jennifer Pinto-Martin.