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Aún se sigue discutiendo entre los estudiosos de la ciencia política en las Universidades del mundo, sobre la verdadera naturaleza del proceso revolucionario chavista que el difunto caudillo acuñó bajo el nombre de Socialismo del Siglo XXI. La tarea es compleja y apenas está comenzando. Es con el tiempo como irá a ser mejor comprendido ese germen tan dañino y pernicioso que acabó con la vida en Venezuela, enlodando su buen nombre de antaño y quebrando de paso su economía.
Para poder estudiar tan atípico fenómeno es necesario analizar primeramente el perfil de Hugo Chávez, el autor intelectual y material de la catástrofe venezolana. Nadie mejor ni más objetivo para hacerlo, que el ilustre intelectual de izquierda chileno Fernando Mires; residenciado actualmente en Alemania y profesor universitario en Oldenburg desde 1975. Dada la claridad de ideas del profesor Mires, citaremos textualmente lo que explicó en su obra “Al borde del abismo”.
“El chavismo y la contrarrevolución antidemocrática de nuestro tiempo”, (Colección Actualidad Debate 2007): “Chávez es un gobernante que insulta a casi todo el mundo. Ni siquiera los Obispos y Cardenales de la Iglesia católica escapan a su desmedida procacidad. Los de Chávez son insultos cuidadosamente programados destinados a crear una zona de hipertensión emocional e impedir así que la política se articule en torno a algo que no sea él mismo. De ese modo, él neurotiza la vida política hasta tal punto que resulta en medio de tanta injuria -las que sus seguidores de “camisas rojas” multiplican- que los polos que se forman alrededor de su persona puedan encontrar algún medio civilizado de comunicación. Efectivamente, lo primero que sorprende a un visitante en Venezuela es que después de siete años (Nota del articulista: Eso fue escrito en el 2007) de gobierno, Chávez ha conseguido partir al país político en dos pedazos. Esos pedazos no son de izquierda o de derecha. Pues a un lado están quienes aman a Chávez y al otro los que lo odian. Entre ambos no hay ninguna conexión. Quienes eran amigos, ya no lo son. Quienes se respetaban, se desacreditan mutuamente. Nadie discute con nadie. Chávez ha conseguido destruir la polémica, condición de la política, e introducir en su lugar dos monólogos paralelos. El mismo monólogo sin limitación de tiempo (hasta por siete horas) en su programa semanal, mientras las “Camisas rojas” aplauden las vulgaridades más grandes que es posible oír de nadie…”
Si alguien ha leído relatos de los primeros años del fascismo en Italia no se sorprenderá si los encuentra de nuevo en Venezuela. La comunicación política ha sido destruida radicalmente por el propio gobernante. Y la destrucción de la comunicación política es la primera condición para todo proceso de fascistización (Aplicación del fascismo).- continuará…