En su lúcido y firme mensaje dejó claro que una cosa es el Estado venezolano, y otra cosa muy distinta es la presencia desestabilizadora del Gobierno bolivariano actual como miembro de Mercosur
Antonio Ledezma -en su periplo por el mundo- viaja a Brasil entre el 27 y 30 de abril de 2018. No es la primera vez que el dirigente oposicionista venezolano y destacado vocero internacional de Soy Venezuela, ha privilegiado las relaciones con nuestro hermano Brasil, cumpliendo con su testimonio presencial aquella máxima que pronunció hace varias décadas el diplomático norteamericano Henry Kissinger cuando afirmó que “donde se incline Brasil, se inclinará el resto de América Latina”.
Pero ciertamente, no se refería a la América de Lula, Dilma, Kirchner, Lugo, Evo, Ortega, Rafael Correa, Ollanta Humala, y mucho menos, a la continuación de la dictadura de Nicolás Maduro y del colapso del fracasado “Socialismo del siglo XXI”, quienes dirigidos por Fidel Castro quisieron imponer en el poder a “democracias totalitarias” financiadas en buena parte por la generosa PDVSA a través del Alba, que hoy está en el ocaso, mientras se consolida el abanico de democracias tal como lo demuestra el Grupo de Lima.
En sus viajes anteriores a Brasil como Alcalde Metropolitano y figura política reconocida, defendió la tesis de que el Estado venezolano debía formar parte de Mercosur (al igual que debería formar parte de la OEA, de Unasur, de la Carta Democrática Interamericana, y en fin, de los procesos de integración). Pero en su lúcido y firme mensaje dejó claro que una cosa es el Estado venezolano, y otra cosa muy distinta es la presencia desestabilizadora del Gobierno bolivariano actual como miembro de Mercosur, y que si bien el Estado debería ser parte integrante de Mercosur, el Gobierno bolivariano debería ser excluido exigiendo la aplicación de la cláusula democrática consagrada en el Protocolo de Ushuaia.
Pero esa intervención, fue la que permitió, que una vez democratizado Brasil con Temer, Argentina con Macri, Paraguay con Cartes, y el mismo Uruguay, pudieran aplicar la propuesta de Ledezma, y llevar a cabo la expulsión del régimen de Maduro de un organismo subregional regido por el principio rector de la democracia.
Hoy Ledezma puede volver al Brasil con la frente muy alta para repetir su mensaje y defender la tesis de que cuando retornemos a tener un Estado de derecho, Venezuela regrese con bríos a formar parte de la integración subregional del Sur, en sintonía con los otros procesos de integración de América Latina, lo que nos ayudará a reconstruir un país destruido por la ineficacia, la corrupción y la tentación totalitaria.