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El Teatro Baralt cumple 133 años, más de un siglo de historia siendo testigo de excepción del transcurrir de esta ciudad puerto y de la región, también protagonista e ícono de la zulianidad. Desde el 24 de julio de 1883 hasta nuestros días, entre glorias y ocasos, el pasar del tiempo no ha quebrantado su esencia, al contrario se ha renovado y fortalecido, consolidándose como recinto para la cultura y las artes.
Era menester que la ciudad tuviese un teatro. Ya en 1811, José Domingo Rus en su condición de Diputado ante la Corte Española, elevaba una petición que no fue atendida. Las propuestas se mantienen a lo largo de la historia, provenientes siempre de la sociedad civil, ávida del conocimiento y de las emociones que provienen del disfrute de las artes; entre tanto, los solares de las casas eran el lugar donde los lugareños presenciaban a los artistas locales y a los que peregrinaban por estas tierras. Así en 1840, Miguel Antonio Baralt improvisa un escenario con techo de enea, en el cruce de las calles Colón y Venezuela, el lugar que 43 años más tarde ocuparía el Baralt. Comenzaba a escribirse la génesis del Primer Teatro de la ciudad.
En 1877 se decreta la construcción del Teatro y se consagra a la memoria del polígrafo zuliano Rafael María Baralt. El 7 de octubre fue colocada la primera piedra, con el ingeniero cubano Manuel de Obando a cargo del proyecto. El 24 de julio de 1883, el Gobernador José Escolástico Andrade inaugura el Teatro Baralt, como parte de las festividades del primer centenario del natalicio de El Libertador, Simón Bolívar.
Aquel teatro de arquitectura de estilo árabe, con cielo raso en madera de cedro coronado al óleo con las nueve musas de la ciencia y creación artística, recibiría a la concertista Teresa Carreño y se exhibirían las primeras películas venezolanas gracias al prodigio de los hermanos Lumiere y su cinematógrafo, sumado al ingenio y emprendimiento del zuliano Manuel Trujillo Durán.
La edificación que prestó sus tablas para la ópera, la zarzuela y la interpretación teatral, luego de experimentar un franco proceso de deterioro fue demolido en 1929, dando paso al teatro que conocemos, de arquitectura neoclásica, diseñado y erigido por el ingeniero belga León Jerome Hoet y que fue inaugurado en 1932, abriendo sus puertas a los más notables exponentes de las artes escénicas y del espectáculo.
El resplandor que el Teatro Baralt emanaba fue apagado durante 13 años durante los cuales permaneció cerrado hasta el 18 de julio de 1998 cuando se da su reapertura, cumpliendo así el anhelo de todos los zulianos. Un minucioso proceso de restauración encabezado por el Arquitecto Paolo D’Onghia permitió la revitalización de estos espacios, donde hoy conviven -en su Sala Baja “Sergio Antillano”- los cimientos y muros del teatro de 1883 con la estructura reciente.
A 133 años de su nacimiento, el Teatro Baralt es motivo de orgullo para la región y el país, cumpliendo cabalmente su razón de ser, albergando imponentes obras de arte como el plafond de 540 metros cuadrados y su lámpara central realizados por el pintor zuliano Antonio Angulo; el piso de la Sala Baja creación de Francisco Hung, los vitrales de Francisco Bellorín ubicados en el edificio administrativo, más el cúmulo de talento, de arte y de sentimiento que ennoblecen sus tablas en cada presentación.
Motivos sobran para referirnos al Teatro Baralt como Joya Cultural del Zulia, lo cual nos compromete a resguardarlo, trabajar arduamente para que continúe como referencia nacional e internacional por su programación de calidad, recursos de vanguardia y un talento humano comprometido y de alto nivel, dedicando los mayores esfuerzos para que su presencia centenaria permanezca por siempre en el corazón de Maracaibo.