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Si este desastre de Gobierno hubiera asumido lo que dice nuestra Constitución nacional en materia de derechos económicos y de régimen socioeconómico, la Venezuela de hoy sería otra. El artículo 112 de ese documento fundamental dice claramente que “todas las personas pueden dedicarse libremente a la actividad económica de su preferencia”. Pero dice, además, que: “El Estado promoverá la iniciativa privada, garantizando la creación y justa distribución de la riqueza, así como la producción de bienes y servicios que satisfagan las necesidades de la población, la libertad de trabajo, empresa, comercio, industria, sin perjuicio de su facultad para dictar medidas para planificar, racionalizar y regular la economía e impulsar el desarrollo integral del país”. Pero además, el artículo 299 deja claros los principios en los que se fundamenta el régimen socioeconómico venezolano: justicia social, democratización, eficiencia, libre competencia, protección del ambiente, productividad y solidaridad.
Queda claro entonces el rol que deben jugar el Estado y la iniciativa privada y queda clara la sinergia que debe existir entre ambos para lograr la mejor calidad de vida de nuestra población. Pero si vamos a los artículos 305 y 306 del texto constitucional, tenemos que concluir que este Gobierno decidió violar abiertamente nuestra Constitución, ocasionando pobreza y malestar en la población; mató la producción nacional y, mientras hubo petrodólares, se dedicó a importar lo que necesitábamos para consumir. ¿Qué tenemos ahora? Sin producción nacional y sin dólares, tenemos una situación dramática de desabastecimiento que ha producido una espeluznante realidad de hambre, desnutrición y muerte.
Venezuela exige un cambio de Gobierno. Eso va a realizarse este año a través del referendo revocatorio. Concuerdo con Werner Gutiérrez cuando expresa que: “… El Gobierno debe reservarse solo las funciones naturales que le corresponden, servir de elemento motivador y regulador de la actividad económica nacional, corrigiendo las distorsiones a que hubiese lugar, y garantizando los servicios de electricidad, acueductos, telefonía, vías de comunicación, seguridad, educación y salud en las zonas agroproductoras del país”. Debe además, dar seguridad jurídica, disminuir los controles y abrir el país para que la inversión privada, interna e internacional, tenga incentivos para escogernos. Estoy convencido de que este país se va a recuperar muy pronto, pero para que eso se de, muy pronto debemos salir de los irresponsables que han llevado a nuestra patria a este desastre. ¡Venezuela apuesta al cambio!