Rubén
Maracaibo lució “fantasmal”. Algunas zonas de la ciudad “parecían pueblos de nadie”, mientras que en otras cientos de personas recorrían sus calles en busca de un autobús o carrito que les sacara y los llevara a sus casas. Choferes “inescrupulosos” se aprovecharon del llamado a un “trancazo” nacional para cobrar hasta mil bolívares por un pasaje corto y otros optaron por resguardar sus unidades y no laborar.
Rubén Esis, presidente de la Central Sindical Noroeste de Transporte, explicó que la “mayoría” de los choferes decidieron por prevención evitar salir y las rutas que lograron laborar con mayor facilidad fueron las que circulaban por la periferia de la ciudad, caso contrario a las que entraban a esta. “Algunos compañeros salieron muy temprano para tratar de hacer algo para la comida, pero después regresaron”.
Estimó que al menos mil carros por puesto dejaron de laborar. Indicó que cerca de 200 salieron, pero “se recogieron” temprano.