Salvo
A juzgar única y exclusivamente por las estadísticas y los resultados de las últimas cinco votaciones en la región, los zulianos no son ni chavista ni opositores. Salvo muy pocas excepciones, ningún polo ha logrado conquistar indefinidamente el corazón de los electores locales, indescifrables a la hora de decidir quiénes van a ser sus gobernantes o representantes.
Jesús Castillo Molleda, politólogo, explica que el voto zuliano es completamente emocional y consecuente con los programas sociales y beneficios obtenidos en el corto plazo. De allí que se puedan dar fenómenos como el del municipio San Francisco, donde en 2010 ganó la oposición en las elecciones parlamentarias, dos años más tarde Hugo Chávez obtuvo la victoria en las presidenciales y seis meses después, Henrique Capriles venció con cierta comodidad a Nicolás Maduro.
Abundan los ejemplos en el estado de votos cruzados en tiempo récord, como en 2010 cuando la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) conquistó en las legislativas de septiembre un bastión del chavismo, como lo era el oeste de Maracaibo, y tres meses después lo volvió a perder en las regionales y municipales de ese año.
Si se observa minuciosamente el comportamiento electoral de cada circuito, de cada municipio y cada parroquia también se puede concluir que al elector zuliano hay que movilizarlo, sobre todo en las zonas rurales, donde no solo hay llamarlos sino llevarlos y empujarlos para que participen en el proceso.
Molleda recuerda que en la región “el elector es momentáneo” y que las noticias duran apenas 72 horas. “Somos muy inconsistente”, reconoce. Por eso que hay varias aristas para analizar de cara a la próxima contienda parlamentaria. Algunos analistas coinciden en la teoría del voto castigo contra el Gobierno nacional, producto de la crisis económica, política y social que atraviesa Venezuela. Sin embargo, el análisis es mucho más profundo, pues habría que esperar cómo va a repercutir en ese elector emocional, que olvida rápido, las medidas que ha tomado el Ejecutivo en los últimos días (aumento del salario mínimo y control de precios) y cuál es la aceptación que tienen los alcaldes (14 chavista y siete opositores).
Los últimos estudios de opinión en el estado revelan que los problemas que más agobian a los zulianos son la inseguridad, la escasez de agua, los cortes de luz eléctrica, el desabastecimiento de alimentos y la inflación, problemas que, a simple vista, el elector podría recriminar al Gobierno nacional, pero a falta de poco más de un mes para la contienda, habrá que esperar cómo reacciona el 6 de diciembre el estado indescifrable.