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Los que quieran encontrar una explicación a lo sucedido en las bizarras “elecciones” del 15-O les recomiendo ver la película El Padrino de Francis Ford Coppola del año 1972. Lo sucedido era predecible en un país cuya institucionalidad está secuestrada desde hace un buen tiempo. Ilusos nuestros políticos busca cargos y una ciudadanía invisible que asiste a unas elecciones como un ritual dominguero sin apenas conciencia de los valores democráticos reales en juego.
En El Padrino definen la política de esta espléndida manera: la política es poder y éste básicamente un negocio y los negocios conducen al crimen. Entre mafiosos se entienden. Que unos días antes se haya incendiado por “casualidad” el edificio que sirve de sede en Venezuela a Odebrecht lo dice todo. El entramado de la corrupción hoy en las alturas del poder es oceánico.
Que un Presidente con el 10 % de popularidad y con una gestión gubernamental errática orientada a producir ruinas en nuestro país haya arrasado en las elecciones, da la talla de una estafa histórica electoral sólo posible en sociedades cerradas y oprimidas.
Lo más llamativo de esta jugada sensacional, al estilo de la última escena de El Padrino, es que el ajuste de cuentas no sólo fue hacia la MUD sino básicamente hacia los mismos “aliados” como Arias Cárdenas,Vielma Mora y Aristóbulo Istúriz, cada día más independientes y peligrosos para la facción Maduro-Cabello-Padrino.
Otro antiguo aliado al que se la cobraron fue a Henri Falcón. No está demás decir que enterraron la poca credibilidad que aún conservaban PJ, AD y VP. A UNT en el Zulia le dan ahora la tarea de dinamitar a Juan Pablo Guanipa. Una obra de tracalería política casi perfecta. Seguimos sin entender que la democracia es incompatible con un sistema dictatorial. Muchos venezolanos ya hacen las maletas; otros quedan atrapados en la tristeza y desesperación.
¿Qué hacer? Lo primero es empezar a dejar de hacer el papel del tonto y actuar con un mínimo de dignidad y auto-respeto; entender la realidad tal como es. Esta lucha por recuperar la democracia en el país apenas comienza y quienes tenemos convicciones libertarias claras, sabemos que hay que reponerse y continuar luchando. Y entender de una vez por todas que Maduro representa un proyecto de dominación político a la cubana adaptándolo a nuestra muy peculiar idiosincrasia del desgano. A la larga, la razón y el sentido común se impondrán y recuperaremos al país, sólo si aprendemos de nuestros errores y somos capaces de rectificar. Hacer esto es una responsabilidad compartida.