El término “dictadura” ya es aplicable a nuestro régimen, la comunidad internacional se quitó las gríngolas de la esperanza enmediatintada, entendió definitivamente lo que padecemos
Ahora, unas pretendidas elecciones generales adelantadas es la moda, el Gobierno con tal de sentar a la oposición en un pretendido diálogo, tomarse las fotos y que estas le den la vuelta al mundo es capaz de prometer lo indecible… una cosa es que cumpla lo pactado.
En la política venezolana hoy todo es posible, sobre todo con un derecho que se emparenta más a un realismo mágico literario que con la ley. Así pues, es plausible pensar que el Gobierno pueda “pactar” con la oposición sobre la promesa de unas elecciones generales adelantadas, que implicarían unas presidenciales a comienzos o mediados del año que viene. Bueno, con ello el Gobierno lograría pasar la amarga página del 2016, únicamente sostenido por descabellado irrespeto a la Carta Magna. El Gobierno se quedaría en el poder pero… ¿qué ganaría el pueblo?
Sigamos elucubrando: Imagínense que llegado el 10 de enero 2017 (fecha tope para sustituir soberanamente al Gobierno) este a través del TSJ, en una de esas sentencias bajo la manga, eche para atrás las elecciones generales aludiendo violación de períodos, no contemplación de este mecanismo en nuestro marco jurídico, etcétera, habrían llegado al 2017 con ineludible mira al 2019… los venezolanos deseosos de cambio (más de 80 %) quedaríamos burlados. Las elecciones regionales, y todas las demás, quedarían sujetas a la salud económica de la nación que, como sabemos, con los actuales administradores así el barril llegue a 200 dólares jamás se materializará.
¿Qué hacer? En primer lugar, la AN debe continuar acentuando sus funciones, cumplir con lo que taxativamente le asigna la Constitución, la cayapa desinstitucionalizada de la que es víctima, el secuestro del referendo revocatorio, de las elecciones regionales y la gran metida de pata del asalto al Parlamento realizado por colectivos progobierno violentos le han dado un vertiginoso viraje a la política venezolana, el término “dictadura” ya es aplicable a nuestro régimen, la comunidad internacional se quitó las gríngolas de la esperanza enmediatintada, entendió definitivamente lo que padecemos.
La oposición en su conjunto, no solo los partidos sino toda la sociedad deseosa de cambio, debe mantener la presión, todos los mecanismos son buenos y aplicables contra una dictadura que perpetra sus fechorías basadas en la buena fe de los venezolanos. La salida a este averno es la exigencia ciudadana, no la de pendejos chavistas ni pendejos opositores, sino la de los venezolanos.
diciembre 7, 2024
