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Una vez más, la imberbe cultura política del venezolano compromete la tranquilidad del país, todo por apostar a lo que es mejor para los gobernantes, no para el pueblo. Las elecciones que deben exigirse son las pautadas constitucionalmente, es decir, las regionales mismas que ante la inminente pérdida de gobernaciones y consejos legislativos, son secuestradas en complicidad con las cuatro rectoras del CNE.
Una vez más, se intenta justificar el vil secuestro electoral aludiendo que las elecciones para gobernadores no las exige la Carta Magna, que la única exigible por esta vía son las presidenciales. El artículo 160 de nuestra Constitución señala taxativamente “(…) El gobernador o gobernadora será elegido o elegida por un período de cuatro años por mayoría de las personas que voten (…)”. Nos preguntamos ¿qué más específicos hay que ser?. ? Insistimos, a Venezuela la interpretación de la Constitución nos está desgraciando la vida, la Constitución no se debe interpretar, se debe acatar.
Pretender que quien inocultablemente teme elecciones regionales acepte comicios generales, que exponga todos los cargos de elección popular y derivados, es un infantilismo de la MUD. El problema de fondo son las numerosas denuncias y acusaciones por crímenes de lesa humanidad, narcotráfico, corrupción, despilfarro y malversación de fondos que recaen en las principales figuras del socialismo del siglo XXI.
Con la Constituyente el Gobierno buscaría retener más tiempo del constitucionalmente señalado las Alcaldías y Gobernaciones; intentaría realizar una fórmula que burle el sentir popular para hacerse de la mayoría de los constituyentistas, rezar para que el precio del barril vuelva a subir abruptamente en esos meses y oxigenar el populismo, dilapidar por lo menos un año en todo ese proceso a fin de enfriar la calle, la temida presión social, en fin, una Constituyente sería un desperdicio de tiempo para los venezolanos, solamente sería útil para quienes hoy retienen el poder.
En conclusión, lo único asertivo, legítimo y constitucional es realizar cuanto antes las elecciones regionales. Para quienes temen un fraude ello solo es posible cuando los márgenes de intención de voto son reducidos, el Gobierno presenta niveles precarios de apoyo, por lo que un fraude sería absurdamente obvio; sería peor el remedio que la enfermedad. El 6D de 2015 quedó demostrado que ni el control institucional ni la ilegal disposición de los recursos públicos pueden contrariar la voluntad del pueblo ¡Elecciones regionales ya!