¿Electores o kamikazes?

Otro factor determinante en las democracias que también está ausente en la Venezuela del siglo XXI, es la exigencia ciudadana como dinamizador de gestiones públicas

La política en Venezuela tiene una gran peculiaridad, no es asumida por los ciudadanos como herramienta para la calidad de vida, sino más bien como una recreación, un hobby donde políticos y gobernantes asumen roles sociales protagónicos, con semejante distorsión el pueblo es solo un personaje secundario. 

Un elector debe ser alguien que, en primer lugar, debe conocer las debilidades y fortalezas de su entorno, bien sea local, regional o nacional. En segundo lugar la inteligencia del voto, ponderar racionalmente los candidatos a fin de identificar cuál de ellos pudiera abordar el entorno de mejor manera, minimizando los riesgos, pretendiendo siempre mejores gestiones públicas. Ello es de vertebral importancia en los sistemas democráticos, el contener en sana medida el componente afectivo del voto (la irracionalidad)… mientras más inteligente sea el voto mejores serán los resultados.

Como recordarán, los kamikazes se hicieron famosos durante la Segunda Guerra Mundial, pilotos japoneses que suicidamente estrellaban sus aeronaves apertrechadas de bombas, todo tipo de explosivos contra embarcaciones y demás objetivos enemigos, cumplían la misión encomendada por sus líderes políticos y superiores militares a costa de sus propias vidas.

¿Qué relación existe entre uno y otro? Si contrastamos nuestro rol de electores los últimos tiempos con nuestra condición de vida actual nos damos cuenta que algo anda muy mal, el pueblo sigue sin alcanzar sus objetivos, padece la peor crisis estructural de su historia a pesar que recientemente la República recibió una incuantificable fortuna petrolera. Hoy los venezolanos sobrevivimos a penurias y flagelos insospechados aun en nuestras peores pesadillas. Preguntamos, ¿los gobernantes padecen las mismas parvedades que torturan al pueblo? La respuesta es un rotundo ¡No! Gobernantes y políticos en general sí han alcanzado sus objetivos, no solo el discrecional goce del poder, por si fuera poco hasta han conseguido la inefable reelección indefinida sin importar en lo más mínimo la retribución en calidad de vida a los ciudadanos… el pueblo se ha sacrificado, es decir, ha hecho el papel de un eficiente kamikaze.

Otro factor determinante en las democracias que también está ausente en la Venezuela del siglo XXI, es la exigencia ciudadana como dinamizador de gestiones públicas. Basta extraer del discurso gubernamental cualquier extracto para darnos cuenta que las excusas a los fracasos son la pauta, lo más grave es el alto nivel de convencimiento y aceptación que exhibe parte de la población, validando excusas por absurdas e ilógicas que sean. Con idéntico automatismo desestiman denuncias de corrupción, despilfarro y demás hierbas, condicionados por un fanatismo fundamentalista son incapaces de cuestionar a sus gobernantes o líderes partidistas. Hace una década escribimos un artículo similar, titulado ¿Becerros o ciudadanos? Ante el fatídico deterioro de nuestra calidad de vida, 10 años después, la interrogante es ¿Electores o kamikazes? 

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