Lo
Embustero, “dícese de la persona que manifiesta, dice, habla o expresa una mentira, usando mediante un disimulo, artificio, ardid o astucia con la intención de hacer daño a alguien o mejor dicho a un colectivo”, mejor no se puede definir a Francisco Javier Arias Cárdenas, quien, sin el más mínimo decoro, aspira a ser reelecto gobernador del Zulia.
No es mi intención tocar el tema personal, para no entrar en los detalles de las incongruencias, o traiciones de “Pancho”; sin embargo, lo que sí vamos a hacer es enfocarnos en sus “cinco años de gestión”, lo que prometió, lo que hizo y lo que no cumplió para que sea usted, estimado lector, el que diga si es o no un embustero.
En el 2012 se vendió como el candidato “te lo tengo”; es decir, el candidato que tenía la solución para los problemas de los zulianos; el que tenía el objetivo de terminar la Lara-Zulia; el que tenía la misión de construir miles de viviendas; dotar a la policía y mejorar la calidad de vida de los funcionarios; el que tenía como prioridad la seguridad; hoy el Zulia está en manos del sicariato, las mafias y los robacarros, pero sobre todo, el que tenía un buen récord de logros en su primera gestión, que hay que reconocérselos, para no ser mezquinos; pero las ofertas electorales de hace cinco años fueron puro embuste.
Prometió el desarrollo agrícola, promover la agricultura familiar, optimizar las casas de alimentación y el plan de atención nutricional. Hoy tenemos en cifras uno de los estados que refleja el mayor número de casos de desnutrición, hacer dos comidas al día sería un verdadero milagro de Dios.
También prometió un sistema de becas integrales en Educación Superior, sin embargo, acabó con el incremento de la matrícula de alumnos becados más importante que tenía el país, el programa de becas Jesús Enrique Lossada (becas JEL).
Triste futuro le deparó al Museo de los Niños, al Museo del Lago, Museo del Petróleo y al mirador del Catatumbo. Ojalá y antes de que entregue su mandato y por el bien de todos los enfermos de cáncer, finalmente culmine el Oncológico de occidente. Les recuerdo que no terminó el Aula Magna de LUZ, tampoco el Puente Nigale, ni mucho menos puso fin a los apagones que ahora se hacen acompañar por cuatro los cinco bajones diarios.
El peor castigo para un embustero, es no ser creído aun cuando diga la verdad; por eso apreciado lector, lo invito a que el 15 de octubre vote por uno que sí le cumpla y no por un embustero.