miércoles, diciembre 11, 2024
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Emergencia económica (III)

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La exclusión del sector privado y su capacidad de inversión para fortalecer la diversificación del aparato productivo interno ha llevado al país a niveles indeseables de dependencia económica

La gravedad de la situación obliga a un llamado sincero de concertación nacional que involucre a todos los sectores y factores productivos y políticos del país para acordar soluciones a corto, mediano y largo plazo. Pretender enfrentar la emergencia económica solo desde la perspectiva limitada y sesgada de carácter ideológico, hace predecir el fracaso de esa iniciativa que es vital para lograr la estabilización y recuperar la senda del crecimiento económico. Buscar el aval de la AN solo con el interés de centralizar y dejar en las manos exclusivas de un poder Ejecutivo que ha demostrado su irresponsabilidad y su incapacidad en la gestión de políticas públicas es una locura. Las soluciones que requiere la actual situación nos compete a todos y no solo a un grupo que ande buscando la excusa conveniente para soslayar nuevamente su responsabilidad histórica.

La exclusión del sector privado y su capacidad de inversión para fortalecer la diversificación del aparato productivo interno, así como el acoso y la aplicación de normas inconstitucionales desestimulantes de la libre iniciativa privada, ha llevado al país a niveles indeseables de dependencia económica centrada en la actividad petrolera, cuyos niveles de producción y precios escapan de la gobernabilidad por parte de la nación venezolana.

La salud económica del país exige una mayor producción de bienes y servicios internamente, la generación de más y mejores empleos, el uso racional de la tecnología, el conocimiento de los complicados mecanismos de los mercados internacionales y la aplicación de programas permanente a nuestro recurso humano, en un ambiente de seguridad personal, patrimonial y jurídico. Solo así se podría garantizar una mayor productividad de los factores de producción utilizados para impulsar el crecimiento económico armónico y sostenido que sirva a su vez de soporte a la ejecución de programas sociales dirigidos a los sectores más desposeídos de la población. 

Es tiempo de cordura, de sensatez, de sensibilidad y verdadero amor por la patria, antes que la crisis adquiera dimensiones humanitarias. Es urgente construir una verdadera concertación ante las circunstancias que nos afectan y nos amenazan. Esta será una tarea compleja y exigente para atender el devastador impacto si no se logra un cambio de rumbo en el país a tiempo. Creemos en la capacidad de los venezolanos de buscar caminos exitosos para salir adelante y hacia allá deben estar dirigidos todos nuestros esfuerzos.

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