Emulando la gesta patriótica

 

Como cosas del destino nos recibe la tierra donde muchos consideran a Bolívar como un traidor, Sin embargo, y dejando atrás viejas rencillas históricas por ambiciones personales y poder político, hoy día el Presidente de Perú, decreta facilidades para que los venezolanos logremos pensar en nuestro futuro profesional en tierras incas

Como en los principios de los años 1800 los venezolanos traspasan fronteras, guardando las comparaciones de nuestros libertadores suramericanos, esta vez no en busca de libertar un país sino en busca de libertad personales y familiares.

Este ciclo me toca escribir desde la ciudad de Lima, a la cual agradezco su hospitalidad.

Así como yo, miles de venezolanos traspasan nuestras fronteras como si fuese la Gran Colombia misma, tan añorada por nuestros Libertadores, solo que cambiamos la fuerza animal de los caballos para cabalgar montañas, laderas, ríos y caminos llenos de peligros naturales, por fuerza de caballos mecánicos confiando en las experiencias de nuestros jinetes frente al volante, rodando por carreteras en mal estado, enfrentando a funcionarios públicos mal humorados, y el latente peligro del hampa organizada.

De todos los rincones de Venezuela: Occidente, Oriente, Andes, Llanos y Centro, nuestros compatriotas deciden emular la gesta patriótica como lo hicieron desde el Zulia, José Urdaneta Farías; desde Portuguesa, José Antonio Páez Herrera; desde Cumaná, Antonio José Francisco De Sucre y Alcalá; todos liderados por el caraqueño Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios.

Despedidos por grandes escritores Rómulo Gallegos y su gran Doña Bárbara, Arturo Uslar Pietri que si alguien hubiese escuchado y puesto en práctica aquel 14 de Julio de 1936 los gritos ahogados en un papel periódico, que veían un claro futuro en su artículo “Sembrar el Petróleo”, donde indicaba cosas como:

“Hasta que aquella mano misteriosa escribe en la pared la enigmática sentencia que anuncia la inevitable catástrofe y que empieza con la palabra «mene». Una palabra que las gentes del Lago de Maracaibo conocen bien y saben descifrar”.

Y sin ser un hechicero consagrado salido de alguna novela infantil, años antes se adelanta a nuestros tiempos indicando con total certeza:

“Ya nuestros precios no son el resultado de la oferta y de la demanda en los mercados mundiales. El precio del café o el de la carne o el del maíz no suben en Venezuela porque el juego de las fuerzas económicas así lo determinen, sino porque los productores exigen el aumento y el Estado complaciente se los acuerda.

¿Hasta cuándo podrá durar este festín? Hasta que dure el auge de la explotación petrolera. El día en que ella disminuya o decaiga, si continuamos en las condiciones actuales, habrá sonado para Venezuela el momento de una de las más pavorosas catástrofes económicas y sociales.

Si en este momento, por azar infortunado del destino, los precios del petróleo bajaran de una manera importante en el mercado mundial, Venezuela sería un caso para la Cruz Roja Internacional. Aquí vendrían a repartir sopas en las esquinas”

Sigamos en nuestro recorrido: Recibidos por la tierra que lleva el nombre de quien luchó y logró libertar Colombia, Francisco José de Paula Santander Omaña, (que al final del día tuvo sus diferencias con el caraqueño, por ideologías diferentes, pero ese es otro tema); hoy el Departamento de Santander, Cúcuta nos recibe para mostrarnos los grandes paisajes de Colombia. Algunos estacionando su camino en las altura de la capital Bogotá; otros siguen a su destino incierto, pasando por las ciudades que sirvieron de inspiración para los “Cien años de Soledad”; Cali, Armenia, Medellín, calles que vieron crecer al gran Gabriel García Márquez “Gabo”, premiado con el Galardón Rómulo Gallegos, ¿que cosas no? Hasta llegar a Pasto, frontera con Ecuador, dejando atrás las ruinas monumentales de las batallas de Cúcuta 28 de Febrero de 1813; Cartagena, agosto 1815. Gámez, 24 de julio 1819. Pantano de Vargas, 25 de Julio 1819; Boyacá 7 de agosto 1819 e  Ibarra 17 Julio 1823.

Ahora en tierras ecuatorianas – Tulcán nos alberga, la miramos y amamos como lo hizo el oriental Antonio José de Sucre y Alcalá, quien llegó en alguna oportunidad a reemplazar al General José Mires en la lucha ecuatoriana, y quien obtendría grandes victorias en Yaguachi, Bomboná, Rebelión de Pasto y la selladora Pichincha, todas en 1822. Algunos toman el camino a Guayaquil otros prefieren la capital Quito, para ver las calles que fueron testigo del crecimiento de José Montalvo y su obra “Capítulos que se le olvidaron a Cervantes”, una secuela de Don Quijote de la Mancha.

Como cosas del destino nos recibe la tierra donde muchos consideran a Bolívar como un traidor, Sin embargo, y dejando atrás viejas rencillas históricas por ambiciones personales y poder político, hoy día el Presidente de Perú, decreta facilidades para que los venezolanos logremos pensar en nuestro futuro profesional en tierras incas.

Es imposible dejar de mencionar a José Francisco de San Martín y Matorras y su decisiva participación en las Batallas de Junín y Ayacucho. Resistencia que iniciaron mucho antes en Cusco en manos de José Gabriel Cóndor Canqui Noguera llamado José Gabriel Túpac Amaru, desde noviembre de 1780. Nombre deshonrado por un grupo político en Venezuela conocido por su vandalismo.

Gracias les damos a los pueblos suramericanos y al mundo entero, por abrirnos las puertas y dejarnos convivir con todos ustedes y entender que la situación que vive nuestro país es muy delicada, y que en algún tiempo abrió sus puertas para recibir a miles de inmigrantes de todo el mundo.

Gracias a Mario Vargas Llosa por mostrarnos nuestras continentales realidades y algunas políticas Sociales fallidas que deja bien claro en su libro  “Rumbo a la Libertad” y entender por qué la izquierda fracasa y fracasará en Latinoamérica, dejando como legado  sus cinco principios de la opresión. Hubiésemos evitado tanto… !Que Dios nos siga guiando, rumbo a nuestra Libertad!

 

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