El presidente de la Central Única de Trabajadores del Transporte del estado Zulia indicó que a pesar de los esfuerzos del Gobierno regional y municipal de rescatar las unidades, el daño del parque automotor es más profundo de lo que se cree
El tiempo de espera en las paradas del transporte público en Maracaibo aumentó en el 2018, porque de las 118 líneas que existían en la ciudad, ahora quedan menos de 60, razón por la cual muchos usuarios cambiaron su estatus a peatones porque empezaron a caminar entre tres y 11 kilómetros diarios.
Erasmo Alián, presidente de la Central Única de Trabajadores del Transporte, explicó que el deterioro de las unidades, aunado a la dolarización de los insumos y repuestos, dejó a la ciudad sin unidades. “El 2018 representa el peor año en la historia del transporte público en Maracaibo. Quedan menos de 60 líneas de transporte”.
Según datos del gremio del volante, a mediados del año unos dos mil 600 vehículos llevaban a sus destinos a los marabinos. En ese momento unas 40 rutas ya no circulaban por la calles. De esos, solo el 20 por ciento está activo. Es decir, unos 520 carros por puesto, buses y microbuses conforman la actual flota de transporte público.
Las populares chirrincheras o perreras, como son conocidas en otras regiones del país, pasaron a ser una imagen común en las calles y avenidas. Sin embargo, hoy en día el cinco por ciento cubre la demanda de transporte, ya que los dueños de esos vehículos empiezan a ver que los costos del aceite, las baterías y los cauchos, o el abc del transporte como se le conoce, no son cónsonos con el beneficio monetario que obtienen.
Esfuerzo
Los gobiernos nacional, regional y municipal iniciaron acciones para mejorar y recuperar las unidades. Alián destacó que solo en el Zulia entregaron seis mil cauchos a los transportistas. A eso se suma un plan de recuperación que adelantan las instancias para rescatar la flota, pero el problema es que en muchos casos el problema trasciende al abc.
El dirigente recordó cómo este año intentaron rescatar 30 microbuses para reactivar las líneas de San Jacinto y Uniseis. “Se entregaron los cauchos, pero el problema de las rutas no eran solamente los cauchos, por lo que entre siete u ocho unidades volvieron a los talleres porque el problema también es mecánico”.
Y es que la flota de la región tiene carros de los 70, 80 y 90, por lo que los repuestos son cada vez más difíciles de encontrar, y cuando los encuentran, valen una “fortuna”.
A eso se suman los autobuses rescatados de la flota del Metro de Maracaibo, aunque estos no son suficientes para movilizar a una ciudad que, de acuerdo a cifras aportadas por el ayuntamiento marabino en enero, tiene un millón 800 mil usuarios.
Inconsulto
Las relaciones entre cualquiera de las instancias del Gobierno y los choferes no iniciaron con buen pie. El 17 de enero de 2018 los choferes se fueron a paro porque la Alcaldía no aumentaba, y 22 de enero de 2018 marcó un hito porque por primera vez la municipalidad decretaba un aumento de pasaje urbano sin discutirlo antes con los gremios del volante que hacen vida en la ciudad.
En los días por venir los paros de transporte fueron cada vez más frecuentes en diferentes entidades del país, incluso en el Distrito Capital. La situación del sector era evidente, pero ni siquiera el Ejecutivo nacional admitía la crisis por la cual atravesaba el parque automotor. La presencia de las perreras fue cada vez más evidente, al punto de que ocupaban las fotos de los principales medios del continente.
En mayo, el Gobierno admite el problema y ocurre un primer acercamiento. Lo mismo ocurre en el Zulia. Los transportistas inician un acercamiento con la Gobernación y la Alcaldía y se logran unos acuerdos para iniciar la reparación de unidades y la distribución del abc.
Pero el 20 de agosto inicia la reconversión del bolívar fuerte a soberano, lo que provocó que los usuarios y choferes se preguntaran, ¿en cuánto va a quedar el pasaje? La respuesta la ofreció Delcy Rodríguez, vicepresidenta de la República, el 23 de agosto. “El nuevo pasaje será de un bolívar soberano en todo el país”.
Así quedó hasta que el 1 de noviembre Hipólito Abreu, ministro de Transporte, aprobó un nuevo aumento de pasaje de tres bolívares soberanos en Caracas, que se hizo extensivo a todas las regiones.
Alián considera que los aumentos de pasaje no se pueden decretar desde allá, porque cada región vive una realidad totalmente distinta a la de la capital del país. Además, tampoco se pueden decretar aumentos sin consultar a los trabajadores del volante, porque no se toman en cuenta las necesidades.
“Son aumentos que no alcanzan, porque los precios de los repuestos de los carros como muchas otras cosas, están dolarizados y nosotros cobramos en bolívares soberanos”, indicó Alián.
Esto trajo como consecuencia que el gremio del transporte fuera alcanzado por el fenómeno de la diáspora porque, en el caso de los conductores más jóvenes, no ven futuro para mantener a sus familias. “Solo en la Central Única de Trabajadores del Transporte vemos que un 20 por ciento de nuestros agremiados se fueron del país”.