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El hampa no dio tregua y visitó el Ambulatorio Urbano II Los Pinos. El 6 de enero de 2015, los delincuentes comenzaron su trabajo y cargaron con siete unidades de aires acondicionados que estaban resguardados con rejas y candados anticizallas. Los “calorones” dentro de la institución se hacían insoportables y tanto los trabajadores como pacientes debían aguantar el infierno, como lo catalogaron, sin respuestas de las autoridades.
En mayo de este año, luego de un fin de semana, el personal se sorprendió al darse cuenta que 80 metros de cables que proveían a la institución de electricidad habían desaparecido. El problema fue solucionado días después, pero en el transcurso del mes, el ambiente empeoró tras el desmantelamiento de los tres aires acondicionados que quedaban. Dos de cinco toneladas y uno de 10. Tenían las unidades listas para sustraer y las tuberías de cobre picadas.
Una trabajadora que prefirió no identificarse por temor a represalias, comentó que llegaron y no sintieron el frío. Cuando subieron al techo, consiguieron los desmanes. En la tarde es imposible estar, dicen los afectados, mientras las gotas de sudor recorren sus brazos, caras y piernas. A los pacientes se les ofrece agua y en algunos casos ventilación manual con carpetas o pedazos de cartón. Las mujeres embarazadas que asisten a las consultas de ginecobstetricia, se desmayan producto de las altas temperaturas.
Todo cambió
La situación, obligó a modificar el horario de atención que iniciaba a las 7.00 de la mañana y finalizaba a las 6.00 de la tarde. Ahora es hasta las 2.00 de la tarde. El área de laboratorio, odontología, ginecología y sala de cura funcionan al mínimo de su capacidad y solo atienden emergencias.
El ambulatorio, ubicado en la calle 110 con avenida 11 del barrio Los Pinos, detrás de residencias El Pinar, que recibía semanalmente 350 pacientes, en la actualidad sus encargados solo pueden atender 100 por las fallas. El cableado telefónico, fue hurtado dejándolos sin línea e Internet, las bases para bombillos fluorescentes habilitadas para tres, tienen uno, el alumbrado público es limitado, las paredes de odontología y recepción están desconchadas y el aviso del ambulatorio está desteñido.
A principios de año, los delincuentes entraron como visitantes y cargaron con las pertenencias del personal administrativo. Las denuncias están sobre la mesa, al igual, que los oficios dirigidos a las autoridades regionales. Personal obrero, administrativo, doctores, enfermeros y pacientes, exigen presencia policial en la zona. Mientras que esperan los aires acondicionados y quienes asisten al lugar se desmayan, los trabajadores se “refrescan” con dos ventiladores de proporciones diminutas, que ellos llevaron, atados con cabuyas en una silla.