En el Corazón de Jesús no hay descanso eterno 

Los familiares de los difuntos botaron del cementerio a concejales chavistas por pretender politizar la profanación de tumbas. Entre el palerismo y la búsqueda de oro entre los restos de los difuntos se manejan las hipótesis de los destrozos

Lo que debería ser un lugar para el descanso eterno de los seres que ya no están en este plano, hoy está envuelto en otra realidad que desató la impotencia de algunos y el miedo en otros. La proliferación de profanación de tumbas en el Cementerio Sagrado Corazón de Jesús da para dos hipótesis. La primera apunta hacia las prácticas religiosas de palería o brujería. La segunda es robo de prendas de oro en los difuntos. 

Rompen el osario, meten la mano y con una linterna alumbran para ver si el difunto fue enterrado con alguna joya de valor. Otros sacan los huesos del fémur o cráneo para practicar la hechicería, también el cabello o los dientes. Reinaldo Rojas, sepulturero del camposanto, confesó que en sus recorridos ve “cabezas de cochino atadas con cinta negra, gallos sacrificados y muñecos de trapo con alfileres”. Las 44 hectáreas del cementerio están desvalijadas, mientras que los familiares no consiguen consuelo. “Es como si se volviera a morir”, gritó Carlota Nava, arrodillada frente a la tumba de su padre. 

El hedor que despide el 98 por ciento de las tumbas profanadas se mete a la fuerza por las fosas nasales de los parientes de los difuntos, que a un día de la protesta, vestidos de negro caminaban entre las callejuelas de la necrópolis, alarmados,  buscando los restos de sus deudos. “Yo vine hace 15 días y todo estaba bien, sí había escuchado que abrían los osarios, pero no pensé que irían tan lejos, me enteré por la prensa de este desastre”, confesó Darcy Piña, cuando buscaba en un hueco los restos de su madre. 

Politiquería 

La protagonista del día fue la impotencia. Ayer, un grupo de concejales de la Cámara Municipal de Maracaibo visitó el cementerio. Luego de que Emmanuel Pulgar, edil del Partido Socialista Unido de Venezuela, declarara a la prensa que su presencia en el lugar respondía a un llamado que los allegados de los difuntos le hicieron por la situación. “Este cementerio no cuenta con una partida presupuestaria para mantener las instalaciones en un estado adecuado. En la noche es total tiniebla, pero además no cuenta con el personal de seguridad. La alcaldesa, Eveling Trejo de Rosales, no puede esconderse bajo la denuncia de que la Policía no la tiene ella, porque esto es así desde antes. Estamos aquí para corroborar el mal funcionamiento que tiene el Corazón de Jesús”. 

Los dolientes que estaban presentes encararon al político y a punta de gritos lo sacaron del sitio, al tiempo que exigían respeto por el dolor. Marcos Silva, otro de los familiares, lamentó la falta de respeto por “las tierras de los muertos”. Para el hombre de raza wayuu la profanación es un hecho imperdonable y serio. “Nosotros no somos guarimberos ni politiqueros, somos dolientes, yo no vine a hacer política. Me duele mi sangre, me duelen mis huesos y estas tierras, porque somos zulianos”. 

Reclamó la presencia de féretros en los pasillos del cementerio. “Qué hacen tantas urnas en el cementerio si nosotros pagamos para que las boten, qué hace este cementerio tan lleno de monte. Dónde está la cuadrilla de la Gobernación y de la Alcaldía, por qué no hacen un trabajo mancomunado”. 

La sección 30, al fondo de la mueblería, es la parte más peligrosa del cementerio, el hombre afirmó que en los años que visita a sus deudos ha visto cómo roban gente, carros y hasta matan personas en las instalaciones. “Hay cuerpos que ya no están, esto está feo, mija, hay que darle un parao. Pedimos al gobernador Arias Cárdenas, que nos ayude con la Policía regional”.

Seguridad

Este escenario responde a la falta de seguridad en el camposanto. En años anteriores la Policía municipal resguardaba las instalaciones con patrullaje y un comando policial fijo las 24 horas, tal como lo confirma José Luis Alcalá, exdirector del cuerpo policial. “Había un grupo de policías con una unidad que hacía recorrido, por eso en la gestión nuestra no ocurrían estos hechos, sin embargo, luego de la intervención, los interventores decidieron quitarle la custodia a todos los cementerios y a otras paramunicipales, este es el resultado”.

Para Alcalá, Néstor Reverol, ministro de Interior; Rubén Ramírez Cáceres, director de Polimaracaibo y Francisco Arias Cárdenas, gobernador de la entidad, son los que deben explicarle a la gente “por qué la Policía no cuida las tumbas”. Aclaró que el ayuntamiento no puede responder frente a este hecho porque desde el 25 de febrero del año 2015 le fue despojada la competencia del organismo de seguridad". Si la alcaldesa no tiene mando en la Policía, no se le puede exigir la custodia y la vigilancia de esas instalaciones, esos son pataleos y payasadas de políticos baratos”.

El abogado fue tajante sobre la presencia de los concejales rojos en el camposanto. “Politizar este tema, como lo pretenden estos concejales del PSUV, es un irrespeto de los seres queridos, si fueran más serios y sensatos, exigirían la devolución de la Policía al municipio para que vuelva a brindar seguridad”. 

 

Denuncia 

Eveling de Rosales, alcaldesa de Maracaibo, recalcó que su despacho llevará ante el Ministerio Público la denuncia formal por la profanación de las tumbas. “Estamos a merced del hampa, de la delincuencia. Estos hechos delictivos no son responsabilidad de la alcaldesa, sino del general Rubén Ramírez Cáceres, quien debe resguardar los cementerios”. 

Envió un mensaje a la autoridad regional: “Gobernador, usted está a cargo de la seguridad del estado, envíe oficiales de la Policía regional o municipal para que resguarden el camposanto. La alcaldesa tiene la competencia y obligación, pero el instrumento lo tienen ustedes”. 

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