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Aunque afligida, Ana Rincón, presidenta de la Asociación de Pescadores de Cabimas, buscaba no olvidar detalles sobre la desaparición y las horas de angustia y búsqueda de sus hijos Wilfredo José (38) y Ángelo José (26) Rincón Nava, quienes zarparon el pasado martes a pescar y dos días después flotaron descompuestos en el sector La Enseñada, municipio La Cañada de Urdaneta. “En el Lago me quitaron a dos de mis hijos, no quiero que me quiten a los otros”.
Los Rincón salieron, el pasado martes a las 9.00 de la noche, en compañía de Henry José Vicuña Pirela (33) del muelle de La Patrona, en las costas del casco central de Cabimas. Iban por camarón y debían retornar dos horas después. Alejandro, hermano de Wilfredo y Ángelo, los vio por última vez y le comentó a su madre que lanzaban la última mandinga y que en un rato volverían. Nunca sucedió.
“Ellos no eran pescadores, pero sí sabían nadar y se defendían muy bien del Lago. Ellos cuando querían buscar un dinero extra o comer de la pesca, me pedían un bote. Mis hijos no eran delincuentes y tampoco tenían enemigos”.
Las horas pasaron y el trío no arribó al muelle. Ana se preocupó. Uno de sus otros hijos y un pescador los rastrearon por el Lago. Los vecinos también se acercaron a la casa de los Rincón para apoyarlos.
De repente, una comisión de la Policía científica de Cabimas interrumpió la reunión, requisó la casa y detuvo a la presidenta de la Asociación de Pescadores y a los 15 vecinos que la acompañaban. Por hallar en la casa “dos escopetas viejas, sin balas, que tengo para protegerme”. La búsqueda de los tres amigos se postergó.
“Al día siguiente nos llevaron a los tribunales para la audiencia de presentación. La fiscal en flagrancia no podría creer que había 16 detenidos por incurrir en el delito de posesión de armas de fuego”.
Once horas después, la jueza Primero de Control le otorgó la libertad plena a los vecinos, mientras que a Ana Rincón quedó bajo presentación periódica. Durante el procedimiento retuvieron cuatro vehículos y dos motos que no han sido entregados a sus propietarios.
“No sé quién asesinó a mis hijos. Yo pienso que primero los tirotearon y luego le quitaron el tapón de la lancha para que se hundiera. Ángelo recibió la mayoría de los disparos en la parte derecha de su cuerpo, Wilfredo sólo dos y Henry uno en la frente. Debo esperar 30 días para conocer el tipo de arma que utilizaron para asesinarlos. El bote nunca apareció y tampoco quiero tenerlo, ahí asesinaron a mis hijos”.