En el nombre de Allah

Mal puedo aceptar la actuación de un terrorista, escondido para atacar por la espalda… un cobarde, una sabandija… supuestamente en el nombre de Allah

Triste oficio el de terrorista en Europa… reclutados por fanáticos, resentidos, pequeños delincuentes que no lograron insertarse en la sociedad, por tener un vocabulario que no supera 300 palabras… un fracasado social, económica y culturalmente, que termina condenando a su familia con sus actos.

Así es el perfil de los responsables de los atentados en París, seres perdidos, influenciables, inadaptados sin un marco de referencia, que cumplieron las instrucciones de verdaderos monstruos… ¡los yihadistas! Formados en el arte de la manipulación, prometen a esos infelices “mártires” entrenados para matar: venganza, el cielo y 72 vírgenes a su disposición. Una recompensa por las “buenas acciones de su vida”, incluido matar inocentes.

En este momento me debato entre la indignación y la tristeza, la muerte a mi alrededor me disminuye como ser humano, como parte integrante del universo. Pienso en los que se fueron de manera injusta, a quienes les arrebataron su futuro, sé que debo evacuar, reflexionar, tomar la justa medida.

Mal puedo aceptar la actuación de un terrorista, escondido para atacar por la espalda… un cobarde, una sabandija… supuestamente en el nombre de Allah. ¿Quién los guía? ¿Con qué objetivo? Le toca a la comunidad musulmana responder para evitar la amalgama, la mayoría de los musulmanes en el mundo rechazan el radicalismo dentro de su religión, también son víctimas en los atentados. 

Los musulmanes generalmente no son fanáticos ni terroristas, viví en el Medio Oriente, tengo amigos, asimilé su cultura, recibí una acogida fraternal, respeté sus creencias y nunca me presionaron para que cambiara las mías. Que quede claro, hablo de la gente no de los gobiernos.

Entre Irán y el Líbano, sufrí la guerra Irán-Iraq, los misiles tierra-tierra, las armas químicas, los francotiradores y un secuestro organizado por el terrorista Carlos. El terrorismo lo conozco de cerca, la persona que regresó de Damasco en Siria, no es la misma que se llevaron a la fuerza de Beirut en el Líbano, aquellos ocho hombres armados con metralletas.

El horror de la guerra en París, la ciudad de las luces, de la libertad, igualdad y fraternidad como divisa… convertida en un campo de batalla, donde resuenan disparos de Kalachnikof y sirenas de ambulancia . El templo del arte y la creación sacudido por las balas de los que se autodenominan soldados del califato, alejados de un verdadero musulmán, que cuando invoca a Dios se refiere al “Misericordioso”, “al Justo”, al que le procura serenidad y que cuando cita su nombre declara la paz para sí mismo y para aquellos que lo rodean.

Que sea en Beirut donde hace apenas dos semanas un atentado suicida costó la vida a 44 personas o el avión ruso destruido por una bomba en pleno vuelo, más las masacres cometidas en París, los actos demuestran que el conflicto ha desbordado las fronteras del Medio Oriente.

El ataque no es más que el principio de la tempestad, afirman los terroristas, en un comunicado en el que reivindican el atentado, 130 víctimas mortales y más de 300 heridos.

Europa no será la misma, es necesario aprender la lección, no más permisividad, ni excepciones ambiguas. Los responsables religiosos del Islam tendrán que distinguir entre aquellos radicales que asesinan en nombre de un Estado teocrático y los fieles que rezan al “Dulce” al “Muy Clemente”, al “Noble”… será necesario algo más que discursos con buenas intenciones.

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