En homenaje a Antonio Márquez

Hombres como Antonio nunca mueren. Por ello seguirá vivo en la memoria de los suyos, en la de sus numerosos alumnos, en la de  sus colegas universitarios y de sus compañeros académicos. Su actividad fue multifacética 

El Zulia y de manera especial sus universitarios e intelectuales, han experimentado una sensible pérdida, con la partida al seno del Señor,de un hombre de la talla intelectual y moral de Antonio Márquez Morales. Fue un caballero en toda la extensión de la palabra,siendo su virtud más resaltante su proverbial sencillez. Muy pocos de sus contemporáneos pueden mostrar una vida más intensa y llena de acciones y obras al servicio de la comunidad. Su actividad fue multifacética. Desde muy joven se incorporó al trabajo para ayudar a su familia. 

Con el tiempo se convirtió en un joven político, desde la filas de URD, que vivió como pocos en el Zulia el tránsito de la dictadura a la democracia, teniendo como líder y maestro a ese gran venezolano que fue el doctor Jóvito Villalba. Ejerció cargos públicos diversos y la representación popular en el Parlamento regional y nacional.Su espíritu de constante superación y constancia, lo llevó a formar parte de la primera promoción de periodistas de LUZ en 1963 y cinco años más tarde, de la promoción de abogados doctor Roger Devis. 

Hizo labor de mérito en la cátedra universitaria y en los  medios de comunicación, al igual que en instituciones económicas como la Bolsa de Valores de Maracaibo y el Banco Popular del que fue presidente. Deja una obra intelectual de valor, plasmada en numerosos libros de texto, ensayos y discursos. Durante los últimos 20 años, de los que soy testigo de excepción, realizó una importante contribución en la elaboración del ordenamiento jurídico del Zulia. 

Fueron numerosas las leyes, incluyendo la Constitución del estado de 2003, en las que hizo aportes de gran valor, dentro del proceso de reforma del Estado, que experimentamos a partir del proceso de descentralización. Y en sus últimos años, nuevamente trabajamos en conjunto desde la Academia de Historia del estado Zulia. Desde el sillón V, dio siempre lecciones de dedicación al estudio e investigación de nuestra historia.

A sus 81 años, bien vividos, con obra sólida y trascendente, su noble corazón no resistió el ímpetu de su actividad creadora y la fuerza de los latidos que la Venezuela de hoy nos provocan, ante tantos atropellos al derecho y a la justicia.Y casi sin darse cuenta, cambió de vida, en compañía de sus seres queridos. Pero hombres como Antonio nunca mueren. Por ello seguirá vivo en la memoria de los suyos, en la de sus numerosos alumnos, en la de sus colegas universitarios y de sus compañeros académicos. 

Nunca imaginé como Presidente de la Academia de la Historia, que mi última actividad al frente de ese cuerpo, fuera despedirlo en su postrer  viaje. Pero así son los designios de Dios, incomprensibles para los hombres. Como nos expresara en una intervención reciente en la Academia, al referirse a la leyenda zuliana de “El Cristo Aparecido”, “Los creyentes cristianos saben que Dios y su hijo Jesucristo, se encuentran en todas partes y no necesitan aparecer”. Él los encontró en su cálido hogar y con ellos estará para siempre. ¡Que Dios te reciba y guarde en su seno por toda la eternidad, amigo Antonio!

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