En la cacería de los estrenos

Atru00e1s quedu00f3 el gentu00edo bullicioso que hacu00eda alarde de la opulencia momentu00e1nea de diciembre. (Fotos: Josu00e9 Gil)

Pensar en comprar estrenos para las festividades decembrinas es una de las grandes hazañas que hace el zuliano. La “cacería” inicia con un recorrido por los diferentes puestos de venta en el centro de la ciudad, en busca de las añoradas “ofertas” que desaparecieron paulatinamente desde hace años

Los precios elevados obligan el regateo, la negociación entre el querer y el poder, y la necesidad de adquirir alguna prenda de ropa que satisfaga en simultáneo a la vanidad y al bolsillo. 

La escasa clientela camina mucho, observan bastante, preguntan lo suficiente y compran poco. Atrás quedó el gentío bullicioso que hacía alarde de la opulencia momentánea de diciembre y arrasaba con todo a su paso.

Los maniquíes son testigos mudos del devenir cotidiano durante esta temporada que se quedó “fría”. Parados allí, inmóviles y pálidos, sirven de vitrina a una realidad que golpea sin tregua. 

Ellos mismos, los muñecos, lucen golpeados, rotos, mutilados, desgastados, con esa cara dura, esos ojos sin vida y esa sonrisa muerta que parece burlarse de los que pasan apresurados y sin un céntimo en el bolsillo.

 

 

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