Cinco
La tierra tiembla. México, Japón Argentina, Perú y Nueva Zelanda son algunos de los países en los que se detectaron eventos sísmicos durante la semana pasada. El más devastador fue en el país azteca donde el último conteo era de 231 muertos.
Para los venezolanos, en general, además de ser solidarios con las víctimas, este tipo situación parecer ajena ellos, sin recordar que viven en una nación sísmica, cuyo registro de temblores data de 1.544. Por eso, cuando la tierra se sacude bajo sus pies, el susto y el pánico se apodera de ellos por el momento, luego continúan con su vida.
José Muñoz, director de Protección Civil Maracaibo, explicó que la falta de cultura sísmica y la memoria a corto plazo que tiene las personas pueden contribuir a desatar el caos durante una tragedia. “En la ciudad, solo el 15 por ciento de las edificaciones soportarían un evento sísmico de alta profundidad y magnitud seis”.
Venezuela tiene su propio récord de tragedias telúricas. La última ocurrió el miércoles 9 de julio de 1997 a las 3.23 de la tarde en Cariaco, estado Sucre. Su magnitud fue de 7, duró cerca de 51 segundos y cobró la vida de 73 personas, en las que se cuentan niños. A pesar de que esto ocurrió hace 20 años, al parecer nadie tomó nota.
Mala memoria
Muñoz señaló que en el área de instituciones existe un protocolo que se activa ante estos eventos, sin embargo con las personas pasa algo diferente. “Los terremotos son algo impredecible. No se sabe cuándo y dónde van a pasa, por eso debemos saber cómo actuar cuando ocurren”.
En Venezuela, la zona de mayor actividad sísmica corresponde a una franja de unos 100 kilómetros de ancho, definida a lo largo de los sistemas montañosos de Los Andes, la Cordillera Central y la Cordillera Oriental. Allí están las principales fallas sismogénicas del país: Boconó, San Sebastián y El Pilar, respectivamente, publica la página de la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis).
Los sistemas fueron propuestos como el límite principal entre las Placas Caribe y América del Sur, causante de los sismos más severos que ocurrieron en el territorio nacional.
Para muestra un botón, solo ayer se registraron cuatro movimientos telúricos en cinco diferentes regiones. El primero ocurrió al sur de Güiria, estado Sucre; lo siguió otro al suroeste de Cumaná, en la misma región; Mas tarde se registró uno en la Isla de Testigos, en las Dependencias Federales; el cuatro en el noroeste de Maracaibo, estado Zulia y el último al suroeste de Punto Fijo, en Falcón, según reseñó la página de la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas.
Muñoz calificó el de la capital zuliana como poco significativo, porque no tuvo mayor profundidad. Sin embargo, esto no quiere decir que no deba existir una preparación para un evento de mayor magnitud, ya que como dijo al principio “nadie sabe, cómo y cuándo puede ocurrir”.
Para graficar colocó el ejemplo a México. “En el 1986 ese país sufrió uno de las tragedias más grandes. Eso obligó a que en las escuelas, la prevención para desastres fuera una asignatura obligada. Ahora pasan otra vez por algo similar, aún se cometieron errores y eso costó vidas”.
Malas enseñanzas
La Alcaldía de Maracaibo, a través de Protección Civil municipal, lleva a cabo un plan educativo para enseñar en las escuelas cómo actuar ante esos eventos. El Programa Ángel de la Guarda visitó al menos 80 escuelas de la capital zuliana en tres años. “El universo de las instituciones educativas es mucho más vasto y aún falta a donde llegar”.
A pesar de tener buena receptividad en muchos centros educativos, en otros encuentran “peros”, ya que consideran que la información suministrada no es importante. Otro fenómeno con el que se topan a menudo es que los niños conocen de lo que le hablan, aunque no saben cómo administrar ese conocimiento, algo que Muñoz se lo atribuye al Internet.
Para el experto en administración de desastres, la cultura debe fomentarse y multiplicarse. “Es un error que el Gobierno y la empresa privada insiste en cometer. Creen que la información no es relevante porque pasa largo tiempo entre uno y otro evento natural en la zona con consecuencias desastrosas. No toma en cuenta que una persona o empleado preparado ayuda a salvar vidas”.