En memoria de Hillo Ostfeld

 

Lo que más resaltaría de Hillo, es su amor por Venezuela. Sus expresiones de admiración por lo que Venezuela representa para él y para miles de exilados que encontraron los brazos abiertos a sus nuevos ciudadanos

Todavía estamos impactados con la triste noticia de la partida de ese gran hombre que fue Hillo Ostfeld, uno de los más destacados miembros de la Comunidad judía venezolana. La desaparición de este sobreviviente del Holocausto deja un profundo vacío. Como empresario fue un exitoso gestor; como padre y abuelo forjó una linda familia con Klarita su compañera de vida -quien estuvo a su lado en todo momento. Ambos eran sobrevivientes, y al mismo tiempo militantes de la verdad, convencidos de que debían contar sus pesadillas para que sirvieran de esperanzas al ser conocidas por las jóvenes generaciones de venezolanos, a quienes les quisieron transmitir las consecuencias del horror del odio totalitario del nacional socialismo del siglo XX que asesinó a seis millones de judíos.  

Para dar su propio testimonio como sobreviviente y desmentir las tesis negacionistas, escribió libros, dio entrevistas, ofreció conferencias y recorrió incansablemente diversas universidades del país, tanto en la capital, reuniéndose con universitarios de la Católica, Metropolitana, Simón Bolívar, quienes escuchaban emocionados sus vivencias para enfrentar la muerte a cada paso, o en el interior de la República. 

En la Universidad de Los Andes de Mérida, sus intervenciones fueron tan impactantes que se creó de manera permanente la cátedra de estudios sobre el Holocausto que lleva su nombre como señal de admiración.

En mi misión como embajador de Venezuela en Rumania, antes de ir a mi destino visité al entonces presidente de la CAIV. 

Hillo me dio los mejores consejos de cómo vincularme con su amigo el legendario Rabino Moshe Rozen, o con el académico judío Nicolae Cajal, y de allí los inmensos puentes que pude tener con la Rumania Post Ceauseuscu. Durante la visita oficial del presidente Ion Iliescu a Venezuela, fue fundamental su apoyo. Luego, como embajador de Venezuela en Israel, su aporte fue inmenso y se dio en ambos sentidos. 

No solo durante su visita a Israel pude constatar sus buenas relaciones con presidentes, expresidentes, primeros ministros, parlamentarios. alcaldes, sino que también en Caracas, Klarita y él eran anfitriones permanentes al recibir en su casa a los más destacados personajes de la vida Israelí. Pero lo que más resaltaría de Hillo, es su amor por Venezuela. Sus expresiones de admiración por lo que Venezuela representa para él y para miles de exilados que encontraron los brazos abiertos a sus nuevos ciudadanos, y en respuesta de agradecimiento siempre manifestaron respeto e identidad. Gracias, Hillo.

 

 

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