Desde
Con un fútbol que tiene una infraestructura pobre, el presidente de la federación preso y clubes que exhiben actuaciones horrendas en competiciones internacionales, parece imposible que la selección absoluta del fútbol venezolano tenga éxito.
El jueves pasado fue una pesadilla para la Vinotinto. Luego de que los jugadores del patio tuvieran una preparación especial durante 20 días en el Centro Nacional de Alto rendimiento en Margarita con cámaras hiperbáricas, hipobáricas y otros equipos de alta tecnología, los futbolistas patrios llegaron al estadio Hernando Siles de La Paz para que el combinado boliviano le pasara por encima.
A los del altibajo les había sido esquiva la victoria en las presentes eliminatorias a Rusia 2018 y habían desplegado un juego muy paupérrimo, sin embargo, ante la agrupación criolla, pareció un conjunto de élite, propinándole cuatro golazos y su tercera derrota consecutiva a la escuadra de Noel Sanvicente, que es colista del torneo.
La jornada anterior, el 13 de octubre, ocurrió algo parecido. Brasil llegó a Fortaleza con muchas dudas tras perder con Chile, pero bajo la tutela de un William inspirado, impresionantemente desplegaron el famoso “Joga Bonito” y, como siempre, le ganaron a Venezuela (3-1).
Nunca un equipo que perdió en sus dos primeras fechas en las clasificatorias sudamericanas al Mundial, consiguió el boleto. La Vinotinto lleva tres en fila, por lo que Rusia está muy lejos, aunque quizás ese no es el mayor problema, considerando que la selección jamás ha ido a una Copa del Mundo.
El disgusto de la fanaticada es porque el conjunto criollo no compite. En la última década bajo el mando de Richard Páez y César Farías, se lograron cosas importantes, como el Centenariazo en 2004 o el triunfo sobre Argentina en 2011. A pesar de que no se consiguió la meta final, la oncena venezolana disputaba y por lo general era un rival duro para cualquiera.
Como el cangrejo
La Vinotinto de hoy no sabe a lo que juega. Sanvicente ha dicho varias veces que le gusta el juego de posesión aunque en otros momentos puede ser vertical, pero su conglomerado no hace ni lo uno, ni lo otro. En la era de “Chita” se jugaron 16 partidos, de los que sus muchachos perdieron 11 y solo ganaron en cuatro ocasiones.
Lo que más preocupa es que los futbolistas tienen un rendimiento mucho más bajo con la selección que con sus clubes y la labor de un entrenador es explotar las virtudes de sus atletas para que se desempeñen tan bien como en sus equipos, o incluso mejor.
Contra Paraguay se jugó regular, con Brasil mal y con Bolivia fatal. Como si la actuación grupal no fuese lo suficientemente equívoca, en todos esos encuentros en los que se cayó, hubo errores puntuales que se tradujeron en los primeros goles encajados en cada uno de esos duelos: contra la “albirroja”, Oswaldo Vizcarrondo bajó el balón de manera desastrosa, lo que permitió a Derlis González anotar el tanto de la victoria.
Frente a la “Canarinha”, Alejandro “Lobo” Guerra cometió un error en la salida que terminó en el gol de William, y ante la “Verde”, Franklin Lucena despejó un balón al medio, con lo que a la postre terminaría anotando Rodrigo Ramallo.
Alarma el funcionamiento de la Vinotinto, el nivel individual de los jugadores y sobre todo, la capacidad que tiene Noel Sanvicente para dirigir a su oncena. Hoy por hoy, Venezuela es el peor conjunto de Sudamérica y está más lejos que hace 15 años de clasificarse a una Copa del Mundo.
El próximo martes 17 de noviembre (4.30 pm.) en la cuarta jornada eliminatoria, la escuadra patria recibirá en el estadio Cachamay de Puerto Ordaz a Ecuador, líder del torneo con puntaje perfecto. El partido decidiría la continuidad de “Chita”, que de no ganar, probablemente se iría por la puerta de atrás.