En Santa Lucía dependen de la suerte para tener agua

La comunidad exige a las autoridades que cumplan con su trabajo. (Foto: Josu00e9 Gil)

Los habitantes denunciaron que los botes de aguas negras generan enfermedades en la barriada. Los residentes alegan que los oficiales de seguridad no resguardan la zona y solo la visitan para "matraquear" o cenar

La referencia de la Maracaibo de otrora, el sector Santa Lucía, está en el olvido. Por las noches, la algarabía de los visitantes en los locales nocturnos y las reuniones de los vecinos en las aceras ocultan la realidad que los agobia durante el día. El servicio de agua potable es un recuerdo para los habitantes. Los botes de aguas negras les recuerdan la necesidad de permanecer dentro de sus casas y la inseguridad es una constante entre las avenidas.

Michael Luzardo vive en la calle Santa Isabel de Santa Lucía y contó que desde hace dos años no reciben el agua por la tubería. Llena las pipas con una manguera que le pasa un vecino de la avenida 2A, a quien le paga por abastecerlo. “Después que construyeron el conjunto residencial Parque Santa Lucía dejó de llegarnos el agua”.

El residente agregó que en ciertas viviendas de la barriada sí disfrutan del servicio, pero en otras no y desconocen la causa. Hay habitantes, agregó, que se ven en la necesidad de “hacer trabajos marañeados” para tener agua, aunque la alegría les dura poco tiempo. Cuando llueve o llega el servicio, la vialidad se obstruye con una laguna de aguas servidas, que deja a la comunidad sin aire por su fetidez. “En cinco casas de la calle se nos desbordan las cloacas”.

La estadía en la cocina de Luzardo es impensable, mientras el agua contaminada fluye por su hogar y a las afueras, según denunció. Pidió a gritos a las autoridades de Hidrolago que atiendan al sector Santa Lucía porque, para ellos, es insoportable la situación.

Suma de fallas

Los dos hijos de Jénnifer Gallardo se han enfermado cuatro veces en 2016. El pediatra le dijo que el vómito y la diarrea que presentaron son causados por el foco infeccioso frente a su casa. Su sobrino, de siete meses de nacido, ingresó dos veces al hospital por una infección intestinal, por la misma razón, le aseguró el médico. “Cuando está la calle colapsada por las aguas negras, cierro toda la casa y aún así nos contagiamos. Hidrolago no hace mantenimiento”.

Las finanzas de Gallardo se vieron afectadas por las cloacas que tiene en su acera y optó por cerrar su venta de empanadas. Denunció que su vecina del frente no recibe gas, “como en otras casas de Santa Lucía”.

Otra falla que apuntó es la inseguridad en la locación, donde los transeúntes son acechados por el hampa en las horas más solitarias, a las 6.30 de la mañana y a las 2.00 de la tarde.

Acusó que los cuerpos de seguridad transitan con frecuencia la zona para buscar la cena en una pizzería cercana o “para matraquear en los puestos de comida” e incumplen su labor de patrullaje y resguardo de los ciudadanos.

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