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La entrega de medicamentos contra el paludismo avanzaba sin mayores contratiempos en el ambulatorio de Vista al Sol. Luego de cuatro días de espera, los pacientes que iban a retirar por primera vez el tratamiento, fueron atendidos.
Las semanas de espera por tratamiento parecen comenzar a quedar atrás, después que el Distrito Sanitario Nº 2 Caroní asegurara la semana pasada que llegaron dosis suficientes al menos para todo noviembre.
La cola en el centro asistencial fue organizada por funcionarios de la Policía del estado Bolívar y la Milicia Bolivariana. Juan Coa, habitante de Las Morucas, parroquia 5 de Julio, recibió la última dosis para el tratamiento por paludismo por plasmodium vivax, a las 10.00 de la mañana, cinco horas después de llegar al módulo de salud.
Él y David Cedeño, otro habitante del sector, salen del segundo contagio de paludismo en lo que va de año. “De nada sirve venir a buscar tratamiento para regresar a la comunidad, donde no fumigan. Por eso es que allá todo el mundo tiene paludismo, porque no hacen nada por frenar la epidemia”, denunciaron los vecinos casi al unísono, respecto a la erradicación del vector transmisor, el mosquito anopheles.
Los habitantes de Castillito, parroquia Cachamay de Puerto Ordaz; Inés Romero, parroquia 11 de Abril; 5 de Marzo, parroquia Pozo Verde; y Vista al Sol, parroquia homónima, de San Félix. En ninguna de las comunidades populares fumigaron ni entregaron mosquiteros para aislar los casos de paludismo, que se multiplican a diario, según reseñó el Correo del Caroní.
Reincidencia
En Castillito fumigaron el perímetro de las comunidades en agosto, al momento de las inundaciones por la crecida del río Caroní. Francisco José, habitante de la zona, opinó que la rociada fue insuficiente. Cada vez hay más contagios de malaria, como los de él y su esposa, que cayeron enfermos el mes pasado.
“Para tener el tratamiento es una lucha. Nos tuvimos que parar a las 3.00 de la mañana para estar aquí a las 4.00… y a mi esposa la vinieron atendiendo a las 11.00 de la mañana, imagínese… Pero el temor que le da a uno es volver a pasar por esto si no fumigan para acabar con el bendito mosquito ese”, señaló el paciente.
En las memorias y cuentas de 2014 y 2015 se refleja una merma considerable de las fumigaciones para controlar enfermedades endémicas transmitidas por vectores en el estado Bolívar, entre las que también están el dengue, la chikungunya y el zika.
A partir de ese año se propagó consecuentemente la malaria en todo el estado Bolívar y Venezuela y, para 2017, los contagios en todo el país suman 317 mil, de acuerdo con la Red Defendamos la Epidemiología y la Sociedad Venezolana de Salud Pública.
En Ciudad Guayana, antes solo entregaban tratamiento antipalúdico en el ambulatorio de Pozo Verde y en el de Manoa. La magnitud de la epidemia ha ocasionado que se distribuya también en el ambulatorio de Vista al Sol y en el de Core 8, Puerto Ordaz, al igual que en los hospitales del Seguro Social.
Esta semana, del 13 al 17 de noviembre, cerró con un poco más de calma en los centros de distribución de medicinas, después que las protestas por escasez de fármacos signaran la rutina en el ambulatorio de Manoa. El pasado viernes, el módulo tenía menos pacientes en cola que el de Vista al Sol, pese a que empezaron a repartir el tratamiento a la misma hora, las 10.00 de la mañana.
Los pacientes consultados estaban más tranquilos que de costumbre: El sosiego de tener en sus manos los remedios que quitan la fiebre, escalofríos, dolores y desmayos que causa la malaria. Sin embargo, la incertidumbre opaca la certeza de curación al saber que, en sus hogares, no ha llegado la fumigación que recomienda la Organización Mundial de la Salud como esencial para controlar y erradicar la epidemia que causa el zancudo anopheles al picar y transmitir los parásitos plasmodium vivax y falciparum.