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Un proyecto que inició hace 211 años con la iniciativa de José Simón Peña. El templo de San Felipe Neri es una estructura declarada Monumento de la Nación que reposa clandestino entre la basura y de rodeado tarantines en el Callejón de los Pobres, en el casco central de Maracaibo.
Las paredes descoloridas, ventanas con rejas rotas y concentrado olor a orina y heces es lo que se aprecia y siente al acercarse a la estructura. Los accesos fueron tapados con láminas de zinc, las rejas cerradas con alambres a la espera de una intervención. La imagen de Jesucristo, en la punta del edificio, extiende sus brazos a la basura, árboles y ramas secas que con los años colonizaron el espacio.
A pesar de su imponencia y desgaste pasa desapercibida para los marabinos que compran ropa, alimentos o se movilizan hacia sus puestos de trabajo. La Verdad consultó con 25 personas que frecuentan en el centro de la ciudad y 20 no estaban al tanto de la existencia del templo patrimonial.
Jesús Simancas, miembro de la Federación de Comerciantes, describe el terreno como “horrible y da miedo”. Dentro del recinto suelen pernoctar consumidores de droga y los antisociales burlan las rejas e ingresan para ocultarse, situación que afecta a los al menos 30 comerciantes que hacen vida alrededor del templo.
¿De quién es?
De acuerdo al documento de Proyecto Inventario del Patrimonio Cultural, la iglesia empezó a edificarse en 1806 para convertirse en una casa de oración y religiosidad para la comunidad. Tenía características de la arquitectura histórica y tardó 28 años en ser terminada. Con los años fue abandonada y el comercio informal creció a su alrededor escondiéndola de las nuevas generaciones.
En el “limbo” se puede describir la situación de la iglesia. Estuvo bajo la administración de diversos entes del Estado y en recientes conversaciones se manifestó el deseo de regresarla a la Diócesis de Maracaibo, pero la Arquidiócesis exige que se entregue restaurada.
Eduardo Ortigoza, vicario episcopal para la Educación y la Cultura de la Arquidiócesis de Maracaibo, detalló que desde el gobierno de Manuel Rosales, los políticos comentaron públicamente el deseo de restaurar el templo.
Sobre la palestra aparecieron proyectos para hacer convertir a San Felipe Neri en una sala de conciertos, un centro comercial y panteón regional. A la fecha no hay planes concretos de parte de la Iglesia o del Centro Rafael Urdaneta (CRU) para darle utilidad. Ortigoza propuso que el destino idóneo es dedicarla a su vocación original: un espacio de culto.
Lamentó que en medio de una crisis económica puede parecer “imposible” disponer de recursos para la obra, pero considera que es de urgencia. Expuso que en la zona predomina el comercio informal y formal, mercadería de diversas índoles, vicios y pobreza, y con el templo podrán promover “gran obra” de humanización del entorno.
Su visión es impulsar dentro de la iglesia, además de la comunión con Dios, obras sociales de atención a enfermos y pobres. “Podríamos trabajar en obras de recuperación humana, espiritual y cristiana. Hace falta rescatar la dignidad humana porque es uno de los sitios de Maracaibo donde se mueve más dinero y donde hay miseria de todo tipo. Un proyecto como ese es necesario en este momento del país”.
Acciones
Atacar el buhonerismo y despejar la zona es el primer paso para recuperar el templo, afirmó Andrés Medrano, arquitecto y promotor de la cuenta de Instagram @IntroMcbo. Considera que no hay un plan a corto plazo, ya que primero se requiere de “voluntad política” para afrontar seriamente el problema de los vendedores informales.
Comentó que una vez movidos los tarantines, se debe abordar el tema urbano que rodea todo ese sector: precisar qué hacer, cómo hacerlo y el uso que se le dará. Seguirá la recuperación total de la trama urbana y posteriormente en este punto se “debería” renovar el edificio de San Felipe Neri para el uso que se decida.
Advirtió que si no se toman las medidas pertinentes a tiempo se podría perder la obra. “No es el único edificio con declaratoria que está en esas condiciones, hay docenas por todo el centro que correrán la misma suerte que el antiguo Paseo Ciencias”.
Los proyectos de recuperación fueron múltiples a lo largo de los años, pero la iglesia sigue a la espera de una intervención. Su historia sigue en el abandono.
¿Sabías qué?
José Simón Peña trajo, desde Jamaica, la imagen de madera de San Felipe Neri. La figura estaba hueca y escondía variedad y cantidad de medicinas que fueron introducidas clandestinamente en su país de origen. Peña utilizó las medicinas con fines caritativos e inauguró una botica en 1805. La primera instalada en Maracaibo para beneficio de los pobres.