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El 23 de enero de 1958 los militares venezolanos recuperaron honor y prestigio que les habían legado los más grandes libertadores de América del Sur. Ese día se quitaron de encima todo el peso de las dictaduras decimonónicas que los agobiaban. Esa gloriosa fecha para la democracia de Venezuela y del resto del continente, quienes sí eran soldados de la patria, decidieron ponerle fin a la última tiranía que habíamos padecido hasta entonces.
Varios intentos de los enemigos de la libertad para restablecer las pesadillas dictatoriales, fueron abortados entonces por la institución castrense. Entre 1958 y 1998, por lo menos seis asonadas golpistas fueron enfrentadas exitosamente por los hombres de uniforme. Los trasnochados herederos de las dictaduras eran sometidos y reducidos a la mínima expresión, cada vez que asomaban la cabeza. Los últimos eventos de corte antidemocrático y de tendencia totalitaria, encontraron heroica resistencia en el seno de nuestras Fuerzas Armadas Nacionales.
Estas breves historias hablan por sí solas de la dignidad y el honor de aquellos militares, quienes asumieron con entereza la defensa de un sistema democrático que, en esencia y acción, constituía un modelo político antagónico al militarismo que prevaleció desde 1830 hasta el 23 de enero de 1958. En 1999, bajo un disfraz de demócrata, producto de elecciones generales, libres, universales, directas y secretas, asume el poder el militar que había liderado las intentonas golpistas de 1992. Tan pronto como se posesionó le dio una voltereta al sistema democrático vigente en aquellos días; empezó a preparar el terreno para convertirse, por la vía electoral manipulada, en el peor de los ideólogos dictatoriales.
Es así como Hugo Chávez, engaño tras engaño, promesa tras promesa, se adueñó de todos los Poderes Públicos, corrompió intencionalmente a los militares de su entorno oficial y se erigió como uno de los autócratas más perversos de nuestra historia republicana. Asumió el heredero al morir el Teniente Coronel y activó lo que el difunto dejó como modelo de gobierno: un folleto denominado “Plan de la Patria”. Nicolás Maduro, dadas sus limitaciones para gobernar, se hizo rodear de ambiciosos y ya corrompidos castrenses. Estos ni cortos ni perezosos, han conducido al país por la vía del militarismo, lo cual ha puesto en alto riesgo el prestigio y el honor que el pueblo les atribuía a nuestros hombres uniformados. ¡Que Dios ilumine a nuestros militares!