Diversos países del mundo, entre otros EEUU, Canadá, Panamá y los integrantes de la UE, han sido duros en la imposición de sanciones a miembros del equipo gubernamental, comenzando por el mismo Maduro. Estas sanciones buscan, fundamentalmente, ejercer mecanismos de presión
La crisis venezolana sigue creciendo en medio de la indolencia, indiferencia, crueldad desalmada de un presidente dictador, quien junto a sus cómplices, ha generado la peor de las situaciones que hayamos vivido. Es impresionante que un desgobierno como este, niegue la tragedia que ha producido, y cuando ya no puede ocultarla, busque culpables internos y externos sin asumir su propia y casi exclusiva responsabilidad.
Quienes autocráticamente gobiernan nuestro país, han ocasionado a los ciudadanos un profundo daño económico, político, social, cultural e institucional. Y no pueden esperar que la comunidad internacional se haga de la vista gorda frente a todo lo que pasa. Diversos países del mundo, entre otros EEUU, Canadá, Panamá y los integrantes de la UE, han sido duros en la imposición de sanciones a miembros del equipo gubernamental, comenzando por el mismo Maduro. Estas sanciones buscan, fundamentalmente, ejercer mecanismos de presión para lograr la restitución del orden democrático y constitucional en Venezuela.
Esta semana la UE incrementó su lista de sancionados con 11 nuevos nombres que incluyen a Tareck El Aissami, Elías Jaua, Sandra Oblitas, Socorro Hernández, Freddy Bernal y miembros del alto mando militar. La lista está “presidida” por la señora Delcy Rodríguez, quien ha hablado recientemente de venganzas personales.
Textualmente dijo: “La revolución es nuestra venganza por la muerte de nuestro padre y sus verdugos. Es la oportunidad de demostrar lo profundamente humano que es el socialismo. No hay odio” ¿Esta “revolución” es una venganza personal? ¿Puede someterse a todo un pueblo a vivir de esta manera por un asunto de venganza? ¿Qué es lo humano de este socialismo? ¿Realmente no hay odio? Creo que la saña con la que se ha tratado a nuestra gente refleja la verdadera intención de quienes se mantienen en el poder a pesar del evidente rechazo popular.
Las sanciones sirven para defender el país de sus secuestradores. Son un medio de presión para lograr el restablecimiento de los valores y principios perdidos. Son parte importante de la presión internacional que, junto a la presión política, social, institucional y militar va a constituir una oportunidad para librarnos constitucionalmente del desastre de Maduro.
Que siga la presión nacional e internacional hasta que logremos el cambio político como paso necesario para enrumbar a Venezuela por los mejores caminos. Eso es lo que merecemos los venezolanos y eso es lo que vamos a lograr.