En una sofocante noche de agosto de 1989, el apellido Menéndez ocuparía todos los titulares de periódicos y noticieros. Un joven Lyle Menéndez, entonces de 21, gritaba llorando y desesperado a la policía aquella famosa frase de: “¡Dispararon y mataron a mis padres!”.
A su hogar de Beverly Hills, en Los Ángeles, en Estados Unidos, llegaba la policía donde encontraron los cuerpos sangrientos de Kitty y José Menéndez, disparados hasta la muerte en la sala de estar.
Un documental de Netflix, que se estrena este lunes 7 de octubre, revela nuevos y escalofriantes testimonios y datos sobre este parricidio, 34 años después. Se trata de The Menendez Brothers (Los hermanos Menéndez), una producción de la que ya hay un adelanto.
Entre las muchas novedades del documental de Alejandro Hartmann, están las entrevistas desde prisión de Erik, hoy de 53 años, y Lyle, de 56, quienes no habían hablado desde que se sentaron frente a Bárbara Walters en junio de 1996.
Entre otras muchas cosas, Erik contó al director en una llamada desde el Correccional Donovan de California, donde está encarcelado junto a su hermano, que todavía no pueden creer cómo no fueron arrestados esa misma noche del asesinato.
“Debería haber habido una respuesta por parte de la policía y deberíamos haber sido detenidos”, dijo Erk para esta producción de Netflix. “No teníamos una coartada. El polvo del arma estaba regado por todas nuestras manos. Deberíamos haber sido arrestados esa misma noche”, añadió.
Pero no hubo arrestos esa noche. Tuvieron que pasar unos meses para que ambos fueran finalmente vistos como sospechosos y encerrados en marzo de 1990, con cargos de asesinato en primer grado por las muertes de sus padres.
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