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Mi respuesta es NO, al contrario, es a mi modo de ver el Secretario General de la OEA que no está dispuesto a que lo cataloguen de “insulso” y tiene como disposición intangible de pasar a la historia política del continente como un verdadero luchador (como lo hizo en su país) por la democracia y por las libertades ciudadanas. En su toma de posesión dijo: “no vengo a ser marioneta de nadie; vengo a construir con hidalguía e independencia el cargo que estoy asumiendo y tengan la seguridad de que la OEA no será, en mis manos, apéndice de ideología ninguna”.
La OEA creada el 30-04-1948 (tres años después de fundada la ONU y el mismo de la Declaración Universal de los DDHH) aunque la carta fundacional entró en vigor el 13-12-1951, ha tenido crisis coyunturales, propias de la dinámica política, económica y social continental y mundial que la ha afectado. La OEA, en su afán de permanencia regional se apega a su filosofía fundacional: evitar las injerencias ajenas al continente y promover la solución pacífica de los conflictos entre los países miembros y la colaboración económica, social, cultural, etc. Basado en esos principios filosóficos fundacionales. La OEA en reunión celebrada en Lima el 11-09-2001, aprobó por unanimidad la Carta Democrática Interamericana (CDI). Esta es un instrumento que proclama como objetivo principal el fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática, al establecer que la ruptura del orden democrático o su alteración en un Estado miembro, constituye un obstáculo insuperable para la participación de un gobierno en las diversas instancias de la OEA.
La CDI en su art. 1, afirma: Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla. La democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos de América. El resto de los 26 artículos se refieren a las formas de organización que deben tener los poderes del Estado: responsabilidad administrativa; separación e independencia de los poderes públicos de los países miembros; respeto inequívoco a los derechos ciudadanos políticos, sociales, económicos; respeto a la libertad de expresión y de prensa. El doctor Almagro, conociendo la situación de Venezuela, donde el orden constitucional ha sufrido una ruptura por parte del Poder Ejecutivo en conchupancia con otros poderes, que ha llevado a la miseria, al hambre y a la muerte de su población y que en lo político se trancan todas las salidas posibles para una solución, como es el referéndum revocatorio; ha propuesto la aplicación de la CDI. Tiene el deber de hacerlo y el Art. 20 lo autoriza: en caso de que en un Estado miembro se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático, cualquier Estado miembro o su Secretario General podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente; y de lograr ese objetivo por alguna separación individual de las normas de la CDI por algún miembro se le aplicaría el Art. 21 de suspenderlo de la OEA con los dos tercios del voto afirmativo de los países miembros. Jarrón Chino no es; eso es lo que más le molesta al engendro.