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En general se presentan en Venezuela tres escenarios, el primero de ellos marcado por la continuidad del actual deterioro (el cual ha entrado en una etapa de aceleración). El segundo escenario tiene su foco de atención en la búsqueda de acuerdos entre factores de la oposición y algunos sectores del oficialismo con cierto margen de maniobra aún para no terminar de sucumbir con un modelo que llegó a un callejón sin salida. El tercer escenario es tal vez el menos palpable en este momento, el de la aparición de un tercer actor que, ante la ingobernabilidad propia del primer escenario y la falta de alternativas de no lograrse acuerdos en el segundo escenario, surja de la desesperación de una sociedad dispuesta a ceder ante discursos de salvación.
El tercer escenario conduce sin duda a la nueva aparición de algún tipo de caudillismo, en el que sin importar la ideología el elemento fundamental será el regreso al orden, a tener cierto grado de gobernabilidad, más por decreto y fuerza que por consenso. En el caso de darse el primer escenario, todo parece indicar que simplemente lo que ocurriría sería la postergación de la agonía. Así pues, desde el punto de vista democrático el segundo escenario es el que luce más atractivo, y también más probable. Sin embargo, en este son dos los protagonistas, uno de ellos es la oposición, y el otro (tal vez inclusive más importante) es el sector oficialista capaz de generar una alternativa.
Este sector proveniente del oficialismo, aparentemente desarticulado en este momento, es del que realmente depende el desenlace actual. El reto para quienes desde dentro del oficialismo quieran generar una alternativa viable es articularse más allá de las trabas que su partido o el Gobierno, así como los chantajes ideológicos, les imponen. Para ello necesitarán valentía y visión histórica.
Al final todos los escenarios son rutas alternativas de un mismo desenlace, el de un conjunto de ajustes económicos y sociales que le devuelvan la viabilidad a una sociedad extraviada. Lo que está en duda es la forma que tomará ese regreso a una sociedad viable, la cual puede darse a través de la postergación del caos actual, el acuerdo entre factores políticos existentes, o por la aparición de un nuevo actor. Tal vez algo de cada uno de estos escenarios ocurra, al final de cuentas hay combinaciones de factores difíciles de sintetizar en un solo escenario.