
María
Cuarenta y ocho años después de su apertura, los representantes del liceo Rafael Belloso Chacín cerraron la institución y esperan una solución del Gobierno. ¿El motivo? Están cansados de la inseguridad que acecha al recinto y la inseguridad a la que están expuestos sus hijos.
La unidad educativa, del sector Veritas, cuenta con 370 estudiantes, pero la ola delictiva los dejó sin escuela. En los dos últimos robos del mes pasado, los maleantes ingresaron a la biblioteca y defecaron en el espacio, robaron libros, las lámparas, el cableado y dos aires acondicionados, destruyeron salones y huyeron con el botín. El cerco eléctrico de la escuela está suspendido en el aire, porque no tiene paredes laterales que lo retenga.
A la escuela Técnica Asistencial Alonso de Ojeda, en la urbanización La Victoria, también la desmantelaron. Unos delincuentes abrieron un boquete en la pared de la dirección, ingresaron y robaron seis computadoras de escritorio, una impresora, el material de oficina y del laboratorio de ciencias, una bomba de agua, un televisor de 32 pulgadas, las tarjetas electrónicas de los aires acondicionados, dos video beam, dos módem y dos router. En 2016, es el segundo robo perpetrado dentro del colegio. "Desde hace cinco años no contamos con vigilancia interna. Enviamos solicitudes a la Zona Educativa y aún no nos asignan vigilantes", resaltó Nohelia Vega, docente de la escuela.
Al lado de la Técnica Asistencial Alonso de Ojeda se encuentra Napushi Talashi, un preescolar que recibe 320 niños a diario, entre el turno diurno y vespertino. Mary Carmen Montiel, coordinadora de Cultura del centro de educación inicial, contó que todas las semanas consiguen rastros vandálicos dentro de los salones. El pasado lunes, las maestras de la sala de cuatro y cinco años hallaron su salón desordenado, presumen que los malhechores entraron por las ventanas de las aulas. “Los trabajos de los niños estaban regados en el piso, violentaron los estantes y se llevaron el material de trabajo de los pequeños. Solo en febrero sufrimos cinco robos”. Reclamó que hace un par de meses, se robaron una fotocopiadora, un filtro de agua, un aire acondicionado y un equipo de sonido.
En Haticos, el liceo Jesús Enrique Lossada carece de electricidad en las aulas desde 2015. La única ventilación que tienen los salones de clases es la natural. El área administrativa cuenta con servicio eléctrico. "El comedor lo saquean los malandros del barrio cada vez que quieren", reclamó uno de los representantes del plantel, quien resguardó su identidad por temor. En el liceo, hay una sede de la Zona Educativa y los padres de los alumnos han solicitado medidas para solventar el problema. “Cada vez que vamos nos zapatean y nos amenazan con quitarle el cupo a nuestros hijos”.
Siete computadoras portátiles, propiedad de los docentes; una planta de sonido y micrófonos formaron el botín de los bandoleros que desvalijaron el Grupo Escolar Eleazar López Contreras en Lagunillas. También sustrajeron de la dirección un computador, en el que almacenaban la data de mil 25 alumnos. En menos de siete meses, los han robado cuatro veces, dijo Flor Ríos, directora del grupo escolar.
Contra la inseguridad
Después de evaluar la falta de seguridad en los planteles, María de Queipo, autoridad única de Educación regional, adjudicó los actos delictivos a una posible programación del hecho, por las características que los definen. “La inseguridad en las escuelas pareciera vincularse a factores externos, a veces planificados, porque cómo es que se roban cables. Por todo esto es que estoy planteando una comisión de seguridad”. Recordó los colegios inhabilitados en las elecciones de diciembre 2015 y cuestionó el motivo del robo de los cableados, “el objetivo en esas escuelas fueron las cables”, señaló.
La inseguridad en los centros escolares ha promovido la disminución de la matrícula estudiantil. La Zona Educativa implementó un plan de seguridad para atacar la crisis de inseguridad que se suscita con frecuencia en los colegios. De dos mil 780 escuelas, dos por ciento fueron atacadas entre enero y febrero, según las cifras reportadas por la Zona Educativa del Zulia. Al ver este incremento, la alarma se activó y con ella, una Comisión de Seguridad y Prevención conformada por la Zona Operativa de Defensa Integral (Zodi), la Milicia Bolivariana, la Secretaría de Seguridad y Orden Público, la de Promoción y Prevención Ciudadana, la Universidad Nacional Experimental de Seguridad, las intendencias y la Oficina Nacional Antidrogas (ONA).
La profesora de Queipo explicó que en todos los planteles de cada municipio zuliano se instalarán mesas de trabajo integradas por los cuerpos de seguridad, la comunidad, los consejos educativos y los docentes. El organismo investigará, diagnosticará y pautará las estrategias asociadas, para eliminar o minimizar los factores que afectan la vida de la escuela.
"Estamos en la primera fase. Abrimos mesas de diálogo en sesión permanente con la comunidad, para escuchar sus opiniones y establecer las estrategias que se van a seguir, de acuerdo con las fallas y determinar los centros de interés donde puedan estar los factores de inseguridad”, puntualizó la instancia superior de Educación zuliana. Resaltó la importancia del sentido de pertenencia de quienes habitan en las zonas aledañas a las escuelas y la necesidad de verlas como centro de interés de la comunidad.
Azotados
Los 980 colegiales que asisten al Centro Educativo Taller Nuclearizado Artesanal El Pilar, en Sabaneta, también resultaron perjudicado por la delincuencia. En el último hurto de febrero, 15 criminales rompieron tres rejas, entraron al recinto y salieron a pie con dos aires acondicionados, dos computadoras de escritorio, un módem y 40 mil bolívares de la caja de la cantina escolar, contó Oswaldo Villalobos, director del taller.