Venezuela
De las recientes elecciones regionales en Venezuela se pueden inferir varias lecturas. Tal y como suele suceder, hay múltiples teorías afianzadas por un sinnúmero de analistas políticos que tratan de explicar lo que sucedió el día domingo 15-O.
Independientemente de los resultados que no analizaré por considerar inoficioso tratar de explicarlos, debido a que los mismos hablan por sí solos, el denominador común de la población venezolana se traduce en esperanza para tener en el futuro inmediato la solución de los principales problemas que afectan el desenvolvimiento normal de su vida cotidiana. Esos problemas debemos encararlos de forma democrática y valiente, aprovechando los resultados electorales que favorecen inequívocamente a la actual administración nacional.
La población está exigiendo un acuerdo entre los líderes nacionales para atacar fundamentalmente el problema económico y a partir de allí entre todos formular la ruta que conduzca hacia objetivos comunes, que no es más que un buen tipo de gobierno que no garantiza en absoluto que de él se haga un uso juicioso.
En los actuales momentos para que ese buen gobierno germine y tenga el apoyo mayoritario de las grandes decisiones que han de tomarse, debe pasar indefectiblemente por el tamiz del diálogo nacional a objeto de reconducir la República hacia el desiderátum del bienestar, el progreso, y la protección de los más débiles, que son los que a fin de cuentas sufren las consecuencias que surgen de la diatriba política cuando los actores en pugna sobreponen sus ideas políticas por encima de las necesidades del ciudadano común.
Es hora de no mirar atrás y perfilar el camino del entendimiento, del debate franco, sincero y honesto. Venezuela no puede perder la oportunidad de entrar en el juego del desarrollo de América Latina y el Caribe, que según la CEPAL crecerá en promedio 1,1% en 2017 tras dos años consecutivos de contracción, gracias a un contexto internacional que pese a los riesgos geopolíticos muestra mejores expectativas de crecimiento, y una mejora en los precios de las materias primas que exporta la región.
Todos los que hemos decidido no rendirnos y seguir trabajando por este hermoso país tenemos cifradas las esperanzas en un mejor porvenir, las circunstancias están dadas para retomar la senda de crecimiento sostenido que una década atrás nos había encausado hacia el progreso económico necesario para encender los motores de la productividad en contra de la inflación.