Estudiantes de Ingeniería Mecánica diseñan silla robótica

Erin Cassidy Hendrick (Foto: Archivo)

“Yo espero mejorar la vida de ellos”, dijo Kelilah Wolkowicz, en referencia a las personas que se beneficiarían de la silla de ruedas robótica

Kelilah Wolkowicz, estudiante de ingeniería mecánica de la Universidad Estatal de Pensilvania (Penn State), participa con el Grupo de Sistemas y Vehículos Inteligentes, un laboratorio multidisciplinario en la Escuela de Ingeniería, para la creación de una revolucionaria silla robótica.

Wolkowicz, una sobreviviente de un tumor cerebral a sus 11 años, dijo ante la red de comunicación interna de la universidad, Penn State News, que ella se preguntó “¿Qué haces con la vida que se te ha devuelto?”. “Yo deseo hacer algo para ayudar a las personas”, respondió.

Mientras se diseñaba la silla de ruedas, Wolkowicz y otros investigadores estudiaron cuidadosamente como se podría asistir a los usuarios que padecieran diferentes condiciones y estilos de vida, tales como la esclerosis lateral amiotrófica (ALS por sus siglas en inglés), Parkinson, y otras limitaciones motoras. 

La silla robótica del equipo está revestida con sensores ultrasónicos, los cuales están incorporados para detectar y evadir obstáculos de manera inmediata. Como medida de seguridad, la silla también contiene una línea de luces LED las cuales cambian de color, de verde a rojo, cuando se detecta un objeto en su camino. 

“Si alguien observa a la silla, es importante poder darse cuenta que “ella también observa”, que lo puede ver”, acotó. “No hemos visto es cualidad en ninguna otra silla de ruedas robótica”. 

Los avances del equipo no se detuvieron allí. Usando láseres que recolectan y analizan información del ambienta, lo cual permite que la silla pueda crear un mapa del área. “Esto podría ayudar a personas con Alzheimer, para que puedan encontrar su camino en caso de perderse”, añadió. 

“A través de la medición de los campos magnéticos del ambiente, la silla detecta las no-uniformidades usando las diferencias en el metal de dispositivos cercanos, como refrigeradores y computadoras, en adición a los materiales de construcción dentro de los muros y el piso de la estructura”. Con esa información, la silla puede localizarse a sí misma en un cuarto, con variaciones de milímetros. 

Al ser guiada, la silla posee dos palancas, una en cada reposabrazos. A la vez, posee la capacidad de realizar acciones al medir movimientos en la vista y el musculo de los brazos. En un futuro, el Grupo planea programar la silla para captar actividad cerebral usando sensores de electroencefalograma.

“Si pudiéramos medir la actividad cerebral de una persona que usa, o incluso imagina el movimiento de la palanca, la actividad de la corteza cerebral serviría como una orden para la silla”, explicó Wolkowicz. 

Los próximos pasos en la programación de la silla serán los de refinar los comandos de los usuarios. “Esa es la parte más difícil de programar, la clasificación de los comandos. Eso quedara para los estudiantes que trabajaran en este proyecto después de mi”, afirmó. 

“En un futuro, la silla será más aplicable para el usuario real, en vez de ser un proyecto de laboratorio”, concluyó la futura estudiante de Postdoctorado en Harvard.

 

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