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“Está huérfano el cristiano que no tiene a María como Madre”, con esta contundente frase, el carismático papa Francisco nos invita a mirar a la Virgen con profundo amor y fe, es decir con la devoción con la que mira el pueblo zuliano a su Patrona, la Virgen María de Chiquinquirá, quien guía el camino de esta grey que le venera cada mes de noviembre.
Ella es inspiración, compañía, libertad, es la cura para el desamor y una de las mejores guerreras contra el mal, el olvido, la injusticia y la ausencia de fe. En María, Dios Todopoderoso nos dio un ejemplo de humildad a seguir. Por ello, en estas fiestas coloridas y bulliciosas, los católicos de corazón debemos celebrar desde el silencio de nuestros corazones que el creador nos dio una Madre con la cual es fácil identificarnos porque representa la mezcla de razas, la humildad y la valentía, que nos ha hecho auténticos como comunidad cristiana, que ha teñido de espiritualidad y esperanza el imaginario de los zulianos.
De tal manera La Chinita es tradición, cultura y fe, por ello debemos vivir estas fiestas patronales con gozo porque una vez más tenemos la oportunidad de renovar la esperanza y la fe de que el futuro será promisorio para las generaciones.
Como universitarios dediquemos oraciones y acciones que nos acerquen a nuestra excelsa Patrona, pues al agradarle a ella le agradamos a Dios, y solicitemos que guíe el camino de quienes trabajamos y convivimos en esta institución, que reine la hermandad entre los venezolanos y que la luz y la fe se mantengan como cirios en cada una de las familias de este hermoso país.