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Las evidencias culpan por partida doble a Luis Rafael Gutiérrez (27), exesposo de la abogada Olga Lucía Pineda Sánchez (28). Pagó millones en dos ocasiones para asesinarla. En el primer intento fue infructuoso, los ladrones no la encontraron en la casa y en el segundo la apuñalaron 12 veces el cuello, en una habitación de la quinta de sus padres en Los Aceitunos. Uno de los involucrados lo delató, negoció con Polisur su libertad y entregó a todos los responsables del crimen, entre ellos, el excuñado de la jurista, Jonathan Joseph.
El ladrón supo jugar sus piezas. Tuvo temor de que la Policía lo ultimara y acudió a Polisur. En sus declaraciones, admitió que participó en el primer atentado contra la jurista, no la halló y solo hurtó todas sus pertenencias de su residencia, en la calle 83, entre la tercera etapa de la urbanización La Victoria y el barrio Panamericano. Su víctima estaba de viaje a Valencia. Por temor abandonó la casa matrimonial y se mudó con sus padres. Su pareja no abandonó sus planes y tres meses después le replanteó la idea al delincuente. Matar a su mujer, en esta oportunidad, le sumó una nueva víctima, su suegra, Ana Pineda, detalló un oficial.
El malhechor no aceptó la oferta, pero puso en contacto a los Gutiérrez con Osmel Darío López Montiel (22), apodado el “Coro”; para que contratara a la banda. Reiner Antonio González (22); Ríchard José González Aizpura (27), alias el “Chivo”; Carlos Javier Añez Coy (18).
– ¿Qué tuvo que ver el “Lulo”?
– Sirvió de contacto entre Osmel y la banda. No se lo llevaron para la casa porque era muy loco, solo le pagaron con un televisor de 12 pulgadas por servir de puente para el trabajo. Cayó en un enfrentamiento en el barrio Alfredo Sadel antes de delatar a sus compinches.
– ¿Quién planificó el ingreso a la casa?
– El exesposo. Les explicó cómo entrar por la platabanda y que la puerta principal tenía platina y que con movimientos constantes podían abrirla fácilmente. Después de robar, Reiner se llevó a Olga a la habitación y allí la apuñaló.
– ¿Por qué no matan a la suegra?
– La banda le pidió después a Luis un pago mayor a los dos millones de bolívares que les ofreció. En su defecto debía darle el carro, pero este no le pertenecía, era de su hermana.
La búsqueda
Con los detalles y los nombres, los oficiales de Polisur iniciaron, el pasado lunes a las 3.00 de la tarde, el rastreo de los sospechosos. Todo lo encontraron tal cual lo detalló el informante. La camioneta Grand Vitara la hallaron cerca del Cuartel Bermúdez, en Jesús Enrique Lossada, la quemaron para borrar huellas.
Una vez que los oficiales de San Francisco capturaron a los sospechosos y recuperaron las evidencias, en los lugares donde confesaron que estaban, se comunicaron con los detectives del Eje de Homicidios para que hicieran el resto del trabajo criminalístico. En la sede de Polisur de Sierra Maestra mantienen bajo custodia a los Gutiérrez, a Ríchard y Carlos, todos por aprovechamiento de objetos provenientes del delito. A Osmel, el “Coro”, lo liberaron.
Activan las experticias
La Policía científica se trasladó hasta el municipio sureño para continuar con la investigación. El grupo de criminalística colectó las evidencias y levantó rastros en la Grand Vitara, el Ford Focus que usaba Luis Gutiérrez y en los televisores, y computadoras recuperadas.
En la camioneta, los televisores y computadoras encontraron huellas, mientras que en el carro hallaron cabello de dos personas, enviaron las muestras a los laboratorios para determinar a quién corresponden. Adicionalmente, encontraron en el Focus rastros de arena en la parte del piloto, tras las pruebas se determinó que coincidía con la arena del lugar donde quemaron y abandonaron la camioneta.
Los funcionarios siguen indagando para determinar si otra persona del entorno está relacionado o tenía conocimiento de lo que los hermanos planearon. Esperan los reportes telefónicos para ubicar por allí cualquier otro dato.
Los Gutiérrez se defienden
Geraldine Gutiérrez, hermana de Luis y de Jonathan, está segura que son inocentes. Desconoce la situación en la que están sus parientes, “desde que se los llevaron el lunes no los hemos visto ni hablado”. Critica la forma en la que actuaron los policías de San Francisco, irrumpieron en la pizzería de Jonathan, en la casa de los padres y se llevaron el vehículo. “Ninguno estaba identificado, no llevaban uniformes y los vehículos eran particulares. Tampoco mostraron ninguna orden para actuar así”.
La abogada de la defensa, Nidia Barrios, explicó que no le han permitido hablar con sus representados, “en el comando simplemente dicen que está restringido el paso”. No conoce detalles. Espera que hoy los trasladen a tribunales para presentarlos.