El fabricante del arma que sostenía Alec Baldwin y del que salió disparada una bala que terminó con la vida de Halyna Hutchins, aseguró este jueves en el segundo día de juicio por el caso Rust que la única forma que ese tipo de pistola pueda descargar munición es “apretando el gatillo”.
“No hay otra forma en la que se podría disparar esta arma”, afirmó Alessandro Pietta, dueño y fabricante de Pietta, la empresa italiana encargada de la manufactura de armas, al ser cuestionado por la Fiscalía del caso si había otra forma en la que un revólver colt 45 pudiese disparar.
La declaración de Pietta, que viajó desde Italia para testificar en el juicio por homicidio involuntario que afronta Baldwin, coincide con el informe de la FBI encargado por la fiscalía para determinar la posibilidad de que esta se hubiese disparado sola, ya que el actor aseveró en varias entrevistas que no apretó el gatillo.
El fabricante también habló de los altos estándares de calidad y seguridad que se llevan a cabo en las armas que realizan por parte del Gobierno italiano, y aseguró que también pasó los controles requeridos para su venta en EE. UU.
Balas reales vs. balas de mentira
Pietta fue el segundo testigo de la jornada en comparecer en el tercer día de juicio, que se centró en el interrogatorio a la técnica de la escena del crimen, Marissa Poppell, sobre la recolección de pruebas y municiones reales en el set.
La defensa pasó la mañana interrogando a Poppell en relación a los tiempos en los que se llevó a cabo la seguridad en el set, sugiriendo que habían tardado un tiempo considerable en asegurar el almacén del proveedor de las municiones de utilería a la producción.
El equipo de abogados de Baldwin sostuvo en sus alegatos iniciales que la Fiscalía se había enfocado en inculpar a Baldwin antes de investigar con detenimiento a otros miembros del equipo que podrían tener mayor responsabilidad, como el asistente de dirección, la armera o el proveedor.
Durante el interrogatorio, la técnica precisó que se encontraron balas reales dispersas por el set, en un carro de utilería, dentro de una caja de municiones y en las bandoleras de dos actores, y descartó su presencia en el camión y almacén de utilería PDQ Props, del que es dueño Seth Kenney.
La técnica también destacó que no tenía pruebas de que Kenney hubiese provisto de balas reales a la producción de la película, a diferencia de con la armera Hannah Gutierrez-Reed, quien fue declarada culpable y sentenciada a 18 meses de prisión en abril y se espera que testifique el viernes.
Aprueban evidencia
La jueza Mary Marlowe Sommer, las fiscales especiales y el equipo de abogados de Baldwin pasaron casi una hora en una vista en la que no estuvo presente el jurado ni los testigos, para determinar la evidencia que se les permitiría mostrar durante el juicio.
Marlowe Sommer aprobó un fragmento de la transcripción de la entrevista de Baldwin con la detective Alexandria Hancock en la que explícitamente expresa que era consciente de que las balas de atrezzo “pueden matar”, pero se negó a que la Fiscalía mostrara una transcripción relacionada con un boletín de seguridad del plató, que podría sugerir el papel del astro como productor de la película.
La jueza también accedió a que durante los interrogatorios se pueda hacer referencia a una llamada en la que el actor de 30 Rock habló con su familia de unas vacaciones, después de que sucediera el fatal accidente.
Marlowe Sommer argumentó que era relevante para el juicio porque ya se había hablado de que Baldwin estaba “muy alterado” tras el suceso.
Baldwin asistió este jueves a la corte en Santa Fe acompañado de su esposa Hilaria y sus hermanos Stephen Baldwin y Elizabeth Keuchler.
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