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A un gran corazón ninguna ingratitud lo cierra, ninguna indiferencia lo cansa. León Tolstoi
Con el tiempo me voy apasionando más en el arte de escribir, en poder llevar a las letras el sentimiento de la realidad, o en muchas ocasiones sumergirme en el realismo mágico que leí con Gabriel García Márquez, en Cien años de Soledad. Escribir sobre mi país, sobre la sociedad y sobre la creación de bienestar, pareciera realismo mágico, ya que existen dos Venezuela, una que veo y siento a diario y otra que veo en cadenas de televisión y algunos conocidos.
Quienes decidimos estar en nuestro país y que generamos empleo muchas veces nos hemos preguntado si estamos en lo correcto o hacemos la maleta para buscar nuevos horizontes, ya que las nuevas disposiciones de una constituyente nos ahuyenta de esa Venezuela bonita, próspera y amigable que conocí al nacer en esta tierra. Ante esta situación decidí centrarme en tres pilares que hacen la grandeza del hombre:
Fe: En el sentimiento de creer en algo que no veo pero que estoy seguro que existe, haciendo y moviendo todos los recurso que tengo con un propósito. Si estás en la calle con tu carro quedado y pides que te empujen, quizás no todos te digan que sí, pero si te ven empujándolo serían muchos los que se unen ayudarte. Creer que puedes te abre el camino.
Mente: ¡Quien domina su mente, puede ver una mejor realidad! nos enseñaron que el colegio y la universidad lo eran todo, ya eso ha cambiado, el mundo sigue dando vueltas y existen nuevas herramientas para aprender y ver el mundo; si le brindamos mejor información a nuestra mente, leyendo, investigando, observando y cuestionando, podemos generar espacios de cocreacion para el bienestar y una mejor sociedad.
Corazón: He escuchado que el amor puede cambiar al mundo, el amor por ti, por el prójimo, por todo lo que nos rodea, el amor que despierta la pasión por movernos de manera más ordenada, orientado a lo que queremos, el amor que hace que nuestros miedos pierdan el sentido, aunque suene romántico solo el despertar del amor propio, hace que tomemos consciencia de lo que somos y hacemos, para darnos la fortaleza de mirar siempre hacia arriba, la fuerza para lograr los objetivos no están en el conocimiento, está en el corazón.
Creamos más en nosotros, centremos nuestro foco en mirar hacia dentro, abandonemos la lucha y juguemos con táctica, dejemos de buscar afuera lo que ya tenemos adentro e integremos todas las fuerzas de nuestro país y sociedad, para ser un mejor ciudadano.